En la primera semana de junio todos los alumnos que aspiren a entrar en la universidad el próximo curso tendrán que realizar en sus comunidades autónomas el examen de selectividad. Este año los primeros serán los de Madrid y la Rioja, del 3 de junio, lunes, al 5 miércoles. Castilla y León, junto con Cantabria, Canarias, Murcia y el país Vasco, empezarán ese miércoles, día 5, para terminar el día 7, viernes. No deja de ser una casualidad muy sospechosa que justamente ese día 7 de junio, viernes, todos los maños, riojanos, vascos, navarros, madrileños y leoneses hayan finalizado los exámenes de la Ebau y precisamente ese día da comienzo una fiesta especial, la ‘selesalou’ o «celebración de la selectividad en Salou», porque allí se va a reunir la mayoría de los alumnos españoles que se han examinado de la selectividad. Todos ellos con los 18 años recién cumplidos o a punto de cumplirlos. Esta fiesta se inició hace una década y en este momento ha cogido unas dimensiones impresionantes. Todas las circunstancias son favorables para este éxito: En primer lugar, el número de alumnos. Tengamos en cuenta que en el curso 2022-2023 más de 250.000 alumnos españoles de 2º de Bachillerato se han presentado a las pruebas de la selectividad para acceder a la universidad. Una cuarta parte de esos alumnos, desde principios de este año ya habían reservado autobuses, trenes, apartamentos y hoteles en Salou. Por supuesto, antes de matricularse para los exámenes de selectividad. En segundo lugar, las fechas encajan perfectamente. Son dos semanas, desde el siete al veintiuno de junio. Es aproximadamente el tiempo que necesitan los tribunales para corregir los exámenes y la entrega de notas suele coincidir con la vuelta de la playa. Además, los hoteles y apartamentos de Salou están llenos de grupos de alumnos en viajes escolares de España y Europa a Port Aventura solo hasta los primeros días del mes de junio. Los operadores turísticos o turoperadores, que huelen el éxito a mucha distancia, se dieron cuenta rápidamente de este chollo y no desaprovecharon la ocasión. ¡Menudo pastón! Estos muchachos dejarán más de cincuenta millones de euros en esas dos semanas. En 2023 ya fueron más de 50.000 alumnos de segundo de bachillerato los que pasaron por Salou una semana en estas fechas. Estamos convencidos de que este año la cifra aumentará exponencialmente y sin hacer propaganda. A estos preuniversitarios será muy difícil cambiarles de opinión, aunque haya ‘overbooking’ de plazas hoteleras. Ellos dormirán en tiendas de campaña o en la playa. Hasta en eso tienen suerte, porque coincide con los días más largos y calurosos del año y la temperatura es ideal para dormir en la arena.
A medida que van terminando los exámenes de selectividad en Burgos, Logroño, Pamplona o, especialmente, Zaragoza, salen de estampida para la playa. Esta fiesta estudiantil se está convirtiendo en un evento célebre que «ha venido para quedarse». Los alumnos convencen fácilmente a sus padres de que necesitan aprovechar esos días para disfrutar de un descanso bien ganado después de tantos nervios acumulados en segundo de bachillerato. Se olvidan de exámenes, calificaciones o notas de corte por unos días.
Lo he vivido muy de cerca en los últimos años poque, por desgracia, mi apartamento en Salou está en el centro de la movida nocturna. De repente cambia la fisonomía y el panorama de Salou. Pasamos del silencioso Inserso a los alegres y ruidosos ‘preuniversitarios’ que están en el mejor momento de sus vidas. Dos semanas antes celebraron su graduación en sus colegios e institutos. Fue su puesta de largo o su mayoría de edad. Se vistieron con las mejores galas para celebrarlo con sus amigos, con sus profesores y con padres, hermanos o abuelos. Una semana más tarde se verían obligados a pasar los peores nervios de su vida por los exámenes de selectividad. Después del último, recogen su equipaje, el billete autobús y la reserva de alojamiento. Metieron en su pequeño ‘trolley’ las sandalias, el bikini, la blusa y los pantalones cortos o la faldita… ¡Y a Salou! Desde mi terraza oigo cada poco el repiqueteo de las ruedas de estos carritos arrastrados por un grupo de jóvenes. Van casi vacíos pero sus cabezas están llenas de ilusiones y planes, posiblemente los días más soñados y esperados de sus jóvenes vidas. Vienen a ser fiestas iniciáticas con posibles experiencias decisivas. Llegará a ser raro que un alumno termine la selectividad y no se vaya con sus amigos a disfrutar de estos días.
Mi apoyo total a esta reciente movida juvenil porque no corre peligro de masificación al ser sólo los preuniversitarios en el año que cumplen 18 años, no está ‘maleada’, la veo limpia y elegante, sin problemas de alcohol, drogas o sexo, menos aún de violencia. En la mayoría de los casos es la primera vez que los muchachos salen con sus amigos y sin sus familias. Por otra parte, en esta quincena de junio es maravilloso saber que los autobuses de Plana o Hife están haciendo su agosto, que los hoteles y los apartamentos están a tope o que las terrazas y discotecas están colapsadas. El horario de estos alumnos en la ‘selesalou’ es muy sencillo: La noche se la pasan en la discoteca y a su cierre van a tumbarse en la playa hasta el amanecer o a su cama hasta mediodía. Después de comer, a la playa. No pierden el tiempo en mirar escaparates o ir de compras.