Imagen Juan María García Campal

Setenteo por alegrías

26/04/2023
 Actualizado a 26/04/2023
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Aún el juego que me podría dar el explayarme sobre la astracanada del concejal Pastrana –¡qué nivel, Purita! ¡Mira que se puso ‘superstar’!– como para cuerpo público me quedo con el de la Guardia Civil, permítanme que, siendo como es último miércoles de abril, me ciña a lo por él –abril, no el casi desnudo electorero del reelegible edil– regalado, que, por salud -si política es política, libido, libido es-, a los políticos e incluso a las políticas, y más en tiempo electoral, los prefiero transparentes a desnudos.

Vayamos pues a lo titulado que, aviso, no se trata ni de un nuevo palo flamenco por más que en feriado abril estén los sevillanos, ni de un canto a san Isidoro por más que hoy se entone en su honor el ‘Gaudeamus’ en nuestra universidad, a cuyo trabajo en ella le debo yo algunas alegrías pasadas y el logro y disfrute de otras muchas pasadas y presentes.

El tema es que el pasado sábado la vida me regaló el celebrar la inauguración de mi octavo decenio, por lo que aquí me tienen, amén de canoso calvorota, setenteando ya, mas por alegrías. Pues no es ni fue para menos que, llevado hasta Pardavé por las suertes de la sangre y de la vida, allí pudiese recordar del ‘Rumor del agua’ de Pablo Quintela y escuchar del río Torío cómo «El paso de la vida / se muestra en un murmullo» y, vuelto a casa, volviese a leer y a firmar unos renglones cortos que titulados años ha ‘Informe de evaluación 63a’ terminan: «Cierro los ojos / y me invaden: / una / serena y casi total incertidumbre / sobre todo lo por venir; / una / justa gratitud / por todo lo recibido, / de amanecer a ocaso, / en los vividos días; / una / ética voluntad / de seguir construyendo / el hombre que me pretendo; / un / inmenso amor, / una jubilosa, arrebatadora, entusiasta pasión / ante el diario prodigio de la vida».
Y ahora nos toca seguir –perdonen el desorden–, a mí en mis aprendizajes escriturales y a ustedes, si a bien lo tienen y resisten, leyéndome. Pero nada de pararse. Porque, como bien verseó el maestro Octavio Fernández Zotes, «Pararse no, pararse es dimitir / y que el tiempo te arrumbe y te recoja. / Camina y mira hasta llenar los ojos / de luz y especias de alma».

Setenteo ya, sí, mas –aún los propios yerros, tristuras y nubes– por alegrías. Y mientras, ahora, notas de una inigualable versión de las ‘Gracias a la vida’ de Violeta Parra (Gemelli Factory Official Label) revolotean por fuera y dentro de este «incurable aprendiz de escribidor» de vario renglón, una vez más, deseo que: Buena semana hagamos y tengamos.

¡Salud!
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