Hoy la tentación era escribir sobre Sevilla, que este fin de semana ha protagonizado un gran encuentro, que bien podríamos llamar «de la lealtad», y que nos trae a la memoria parecidos encuentros en ciudades tan emblemáticas como Pekín y Moscú. Pero nos resulta más gratificante hacerlo sobre una interesante población leonesa: Villafranca del Bierzo.
En efecto, el pasado 30 de noviembre se clausuraba en su esbelta Colegiata la XVII edición de la gran exposición de ‘Las Edades del Hombre’, que había sido inaugurada el 12 de junio por Su Majestad Felipe VI. Independientemente del número de visitantes que haya tenido, hay que decir que ha sido espléndida en todos los órdenes.
La mayoría de los autores de las obras expuestas vivieron en unas épocas en las que no se contaba con los avances tecnológicos de los que hoy disfrutamos, pero no eran menos inteligentes. Hoy día podemos llamar arte a cualquier cosa, pero ellos eran verdaderos artistas, capaces de dar alma a la materia. Y, aunque esta exposición ya haya finalizado, merece la pena seguir hablando de ella, al igual que de las anteriores, por la importancia del mensaje que pretenden ofrecernos. Concretamente, este año el lema era HOSPITALITAS, inspirado en la importancia que ha tenido lugar a lo largo de los siglos la atención y la hospitalidad a los peregrinos del Camino de Santiago. Hoy los peregrinos en general no lo tienen tan complicado, pues hay albergues, hoteles, lugares para comprar comida o bebida, medios de transporte para un rápido regreso, atención médica, teléfono móvil…
Sin embargo, sigue habiendo muchas necesidades de otros peregrinos en el camino de la vida: inmigrantes, sin techo, personas que viven en soledad, familias en apuros… que a duras penas llegan a fin de mes, si es que llegan. Si añadimos a esto las consecuencias de catástrofes como la de Valencia, veremos que el panorama es desolador. Hay, pues, infinidad de oportunidades de poner en práctica la HOSPITALITAS, con todo lo que ella significa. Volviendo a Sevilla, qué buena idea la de pensar en los que no tienen vivienda asequible. Lo malo es que mucho nos tememos que van a correr la misma suerte que las prometidas en otras campañas electorales. Y, sin embargo, si todos se pusieran de acuerdo, dejando a un lado tanta especulación, no sería una utopía. España tiene suelo y materiales de construcción para que a nadie le falte una casa en que vivir dignamente y sin agobio.