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Si llueve ya te llamo que solinguo

19/01/2025
 Actualizado a 19/01/2025
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No os creáis, que en la ruralidad también nos da el azogue y entramos en ebullición, que no solo va a ser darnos unas ondanadas de raciones de mango del azadón porque nos han quitado el agua de regar la huerta o han movido por las noches los lindes de aquel ‘prao’ que teníamos tan lustroso pero cada año mengua medio metro por cada lado. Que muchas veces nos ponemos ofensivos por causas nobles y más que justificadas.

Y sin ir más lejos, que hay que volver y el precio de la gasolina está imposible, no es que el enfado de Farraperas pueda estar tan justificado como el de la mi Caminín, que aspira a tener una habitación con vistas sin esperar a ganar el Pullitzer para pagarla, según contaba ayer mismo en este rincón de cosas que nos pasan. Pero no me digáis que no le sobras razones –a Farraperas– para indignarse cuando pide un gin tonic de Larios, como los de toda la vida de dios, y le sacan una botella de color rosa: «A mi bebida marraneada no me pongas», le dijo indignado al camarero. Yes que ya la mi Juanita decía que «la bebida marraneada produce nostalgia». Y de nostálgicos ya vamos servidos.

Pero lo peor vino más de noche. Como era una celebración por todo lo alto, trajo dos terneros la Mazurca, pues fuimos a una coctelería, que es un bar pero más caro, igual que en una vinoteca te dan el mismo vino, pero más caro.

El coctelero, como avisando del palo que nos iba a meter, estuvo media hora preparando: que si hielo de agua de botella sin clorar, un poco de no sé qué de un bote que metía ruido, Larios –que no quería pero insistimos–, el limón cortado como hacen los cortadores de jamón... y cuando ya íbamos a echarle mano, que estábamos más deshidratados que un maratoniano, va y nos suelta: «Un momento, por favor». Y marchó para la trastienda. 

Cuando Farraperas le vio salir con dos paraguas de juguete explotó: «Cuando veamos que va a llover ya te llamamos, ahora vamos a beber el gin tonic que solinguamos».

Y se montó la tremolina, que se empeñó en colocarnos el paraguas. Como su señoría no nos de la razón la vamos a tener con él, que hay cosas con las que no se puede tragar. 

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