Siempre de color azul

10/07/2024
 Actualizado a 10/07/2024
Guardar

Una amiga perdió de manera repentina a una de sus amigas a comienzos de este verano. Un batacazo de realidad para el que no se debe estar preparada, sobre todo cuando la muerte se presenta ante una persona joven, con la sonrisa infinita y las ganas irremplazables de poder con (casi) todo.

Mi amiga y yo tenemos una relación a distancia desde hace ya más de una década. He hablado con ella durante las últimas semanas buscando acompañarla a través de los 300 kilómetros que nos separan –le he mandado decenas de abrazos virtuales– pero lo cierto es que no me he atrevido a escuchar su voz, a dejarla que llore conmigo al otro lado del teléfono, a que desahogue la rabia que seguro contiene al no encontrar respuesta que calme sus miles de ‘por qué’. Llámalo egoísmo o falta de sensibilidad, quizá miedo. El acto de consolación siempre me ha resultado harto complicado, sobre todo desde que aprendí que el «no llores» no suele funcionar ni en este ni en la mayoría de los casos. 

Me vino bien leer justo al tiempo a Nerea Pérez de las Heras, periodista y comunicadora quien desde hace un año convive con otro tipo de pérdida: «Aplicar el «esto también pasará» a todo es un error, es mentira, es contar con una especie de estado neutro que simplemente no se da en la vida. Hay cosas que no pasan, que son irreversibles, que dejan un hueco permanente, pero sí es cierto que todo lo demás se va reconstruyendo con el tiempo alrededor del agujero».

«Todo va a salir bien» fue mi lema durante varios años, ese tiempo en el que solo me quedaba confiar en que verdaderamente todo terminaría de esa manera. Sin embargo, aprender y aceptar que nada volverá a estar así, que ese «bien» evolucionará hacia una manera extraña, es lo que me gustaría ser capaz de decirle a mi amiga ahora, en este momento en el que la pérdida es inconsolable y su suelo se tambalea. La vida se arremolinará alrededor del vacío y se moldeará tomando una nueva forma, poco a poco y con mucho cariño, como si estuviera trabajando un  jarrón de cerámica sobre el torno. Y, después, solo quedará adornarlo con unas flores. Que sean siempre de color azul.

 

Lo más leído