Imagen Maximino Cañón (PNG)

Siempre que llovió...

22/04/2025
 Actualizado a 22/04/2025
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Todos los años cuando llega la esperada Semana Santa (no para todos) la ciudad cambia de color con paisanaje llegado de todos los rincones de España  a congratularse con los encuentros  con la familia y amigos que hace tiempo que no ven. Dentro de todo ello, como acontecimiento central,  confluyen las procesiones, cada vez más amenas y con más gente aguantando a pie firme su paso allá por donde discurren mientras se escuchan las marchas musicales, cada vez de mayor calidad sin quitar protagonismo a las cornetas de toda la vida que fueron las que iniciaron la andadura en el mundo militar, acompañando los pasos pujados por los “papones”para hacer más llevaderos los tronos sobre los que se sustentan las imágenes por las calles de León. En este caso, llenando de ilusión a grandes y pequeños, hombres y mujeres,  así como un  gran contingente de  nueva incorporación llamada gente menuda que se sienten grandes cuando se ponen la túnica de la cofradía a la que también  pertenecen sus padres. De lo que no cabe la menor duda es del auge que las mismas han adquirido con la integración de las mujeres en las cofradías, menos en el Nazareno y Minerva, todavía reticentes a la incorporación de las mujeres en las mismas,  amparándose en una especie de derecho consuetudinario, aunque existen dudas sobre vetar tanto a hombres como a mujeres. El caso es que, salvo algunas excepciones como las hay en cualquier actividad, las calles por las que discurren las procesiones se llenan de propios y extraños haga frío o calor. El problema viene cuando en lugar de hacer buen tiempo la metereología nos castiga  con lluvias no deseadas y se tienen que, grandes y pequeños, volver desilusionados para casa, o para los bares, mayormente,  siguiendo con la ancestral costumbre de “matar judíos”, expresión   consistente en beber unos vasos de limonada, compuesta con vino, agua, limón y azúcar, aunque algunos las elaboran añadiéndoles otras especies, a la espera del próximo año. Por eso, y para finalizar la Semana Santa se nos presentó  un domingo con mejor tiempo, como esperando a que pasara lo malo. Esa incertidumbre forma parte de  de la Semana Santa, la cual esperábamos con verdadera devoción, sobre todo, cuando estrenábamos alguna prenda, lo mismo ellas que nosotros. Pero, lo que esperábamos con impaciencia, eran estrenos de las películas normales en el cine después de haber pasado unos días festivos sin el añorado cine, aunque ya en años posteriores la censura se suavizó y se proyectaban aquellas superproducciones, la mayoría protagonizadas por el actor de moda, Charlton Heston, especialista en este genero de películas que hoy las vemos en la televisión a todas horas en estas fechas, sin darles mayor importancia. En definitiva, como dice el refrán, “siempre que llovió, escampó”. Mientras tanto, aquí estamos esperando que, además del buen tiempo, nos vengan tiempos mejores.     

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