La semana pasada, dos veces se nos han revuelto las entrañas con imágenes y noticias de maltrato animal en granjas en «este modelo de éxito» de comunidad autónoma. No corren buenos tiempos para hablar de bienestar animal a pesar de tratarse ya de un concepto antiguo en el que ganaderos y veterinarios llevan años trabajando. El bienestar animal además de una cuestión ética, es una obligación legal sujeta a inspección por su importante repercusión en el posible sufrimiento, angustia y dolor de los animales, en la calidad de la carne y en el estado sanitario de la granja en general.
Decía que corrían malos tiempos, porque cuando las palabras bienestar animal llegan a oídos inexpertos, intoxicados por la buscada polarización social que padecemos, se asocian a esos malditos bolivarianos, comunistas ecolojetas que quieren romper España. A partir de posicionamientos tan cerriles es muy difícil explicar que se puede y se debe defender, custodiar y legislar a favor del bienestar animal sin que ello suponga menoscabo alguno (todo lo contrario) al apoyo al sector primario, motor esencial de la economía de nuestra tierra. Como es frecuente hay una mayoría de ganaderos y profesionales del sector que comprenden su importancia y son aliados de los veterinarios, los garantes de la salud pública como reza su lema ‘La higiene del ganado, la salud del pueblo’ (’Hygia pecoris, salus populis’). Sin embargo, desalmados y especuladores, como las meigas, haberlos haylos. A controlar y a obligar a cumplir con su obligación a estos últimos no ha ayudado que nuestro modelo de éxito de comunidad autónoma sea una de esas con pactos con la ultraderecha.
Los populismos de VOX con respecto al campo y su gestión ya han tenido consecuencias nefastas desde el punto de vista de la salud pública, el control de enfermedades como la tuberculosis y la brucelosis y consecuencias económicas en tanto en cuanto todo esto repercute en las exportaciones de carne de León y Castilla. Declaraciones del consejero del ramo como: «La tuberculosis no es un problema de salud pública» o «Estamos llevando eso de la salud pública muy lejos» desde luego no ayudan y encienden la mecha cual pirómano al mando del parque de bomberos. Así propiciaron que asistiéramos al asalto de la Delegación Territorial de Salamanca por parte de exaltados que responsabilizan a los controles veterinarios de la problemática del sector que su consejería no aborda porque el populismo barato sólo calienta y desvía la atención sobre la inoperancia ante los retos reales y actuales del sector primario. Misma estrategia distintos escenarios como podemos ver a lo largo de la piel de toro.
Imágenes como las grabadas en la granja de Quintanilla del Coco (Burgos) son desoladoras y entristecen a la vez que enfadan porque todavía exista tanta crueldad tras años enseñando, divulgando y evolucionando. Gandhi dijo que «La grandeza de una nación y su progreso moral pueden ser juzgados por la forma en que se trata a sus animales». Es necesaria la reflexión cuando vemos pasos atrás en conquistas ya consolidadas, al igual que debemos estar vigilantes ante el retroceso de derechos que creíamos inamovibles, la realidad nos ofrece evidencias de que nada se debe dar por conseguido sino que hay que defenderlo cada día en todos las facetas porque la vida es un todo. Como los corderos de las pesadillas de Clarice Starling (’El silencio de los corderos’), gritaban y trató de liberarlos, abrió la puerta del corral pero no corrieron, se quedaron allí, confundidos. No corrieron.