No son pocos los que llevan tiempo sabiendo lo que te pasa. Y cuántos callan... Por detrás, también hay quien te azuza para que denuncies de una vez y dejes claro donde haga falta que tú de "puto peón", nada. Que serás un puto currito, pero no tienes por qué aguantar humillaciones y faltas de respeto de jefecillos, ni muchomenos de enchufados de turno, que mira que es interesante la historia de cómo hay quienes consiguen una plaza de funcionaria por la vía de hacer favorcitos al jefe.
Querido A., llevo días pensando en ti. Sé lo que es. Sólo puedo decirte que también esto pasará. Que pronto terminarán tus visitas a Urgencias y todo lo que lleva tiempo quitándote el sueño. De momento, hay un silencio escalofriante. El silencio de los que hacen como que la cosa no va con ellos. Todos mudos, cobardes, cómplices. O la ausencia de algunos que te hacen falta y cuando más los necesitas no están... Que les den.
Ni un diputado se interesó por ti en el pleno del miércoles. ¿A ninguno de los 25 le interesa saber qué es eso de que intentan expedientarte cuando fuiste tú el agredido? No me extrañó. Es más cómodo hacer como que la cosa no va con uno, aunque eso signifique consentir. Tampoco se interesó ninguno por la anciana que ingirió lejía en una residencia, y luego supimos las razones de algunos silencios...
Haces bien en no responder a la guerra con más violencia y en aferrarte al único arma útil en estos casos, la Justicia. Mientras tanto, recuerda que la mejor terapia es el vino, los amigos y la risa, al estilo Serrat.
Silencios (y II)
02/03/2018
Actualizado a
19/09/2019
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