El milagro de la sinergia es el sexto hábito de «la gente altamente efectiva», en terminología de Covey en su superventas: el todo es más que la suma de las partes. La relación entre las partes es la más catalizadora, la que genera más poder, la más unificadora y la más estimulante, porque entramos en el mundo de la creatividad que no sabemos dónde nos conduce, a qué peligros o desafíos. Al sinergizar, uno se convierte en un explorador, en un pionero que marca el camino. Uno más uno es igual a tres o más.
La sinergia está en todas partes en la naturaleza: si uno planta juntos dos vegetales, las raíces se entremezclan y mejoran la calidad del suelo de modo que las dos plantas crecen mejor que si estuvieran separadas. Si adosamos dos trozos de madera podrán sostener un peso mucho mayor que la suma de los pesos que sostienen ambos trozos separadamente. El desafío consiste en aplicar a nuestras interacciones sociales los principios de cooperación creativa que nos enseña la naturaleza.
El hecho de que un hombre y una mujer engendren un hijo es sinérgico. Su esencia consiste en valorar las diferencias, compensar las debilidades y construir sobre las fuerzas.
Muchas personas nunca han experimentado ni siquiera un grado moderado de sinergia en su familia o en otras interacciones. Su formación y sus guiones las han programado para la comunicación protectora y defensiva, o para creer que no se puede confiar en la vida ni en las otras personas. Como consecuencia, nunca se han abierto a este hábito y a sus principios: las personas inefectivas viven día tras día con un potencial sin usar.
Es estimulante. Es extraordinario lo que pueden producir la apertura y la comunicación. Las posibilidades de que se produzca una ganancia verdaderamente significativa, un progreso importante, son tan reales que vale la pena correr el riesgo que esa apertura entraña.
Sinergizar
13/06/2023
Actualizado a
13/06/2023
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