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La singularidad solidaria

20/06/2024
 Actualizado a 20/06/2024
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Nadie espera que el independentismo catalán sea solidario con el resto de España. La aspiración de un Estado propio como engaño colectivo para ser más ricos y no sufrir constantes agravios es la esencia de su discurso. Un llamamiento tramposo, impulsivo y primario a los vicios humanos que cada vez convence a menos catalanes aunque los equilibrios parlamentarios en Barcelona y en Madrid sigan dando carta blanca a sus desvaríos. Dijo Miriam Nogueras ayer en el Congreso de los Diputados que «cada castellano y leonés gana 1.800 euros anuales y cada catalán pierde 2.700». Nogueras arrojó como afrenta lo que debería ser un orgullo. Argumentaba así esa financiación singular para Cataluña que equilibre lo que aportan y reciben del Estado y a la que no se niega el Gobierno para mantener el poder. 

La nueva capitulación sanchista elimina también de los principios del PSOE la igualdad y la solidaridad territorial que defendió históricamente. Fulmina el patriotismo útil que no va de banderas. La financiación autonómica necesita una reforma urgente desde hace una década pero no para equilibrar lo que aporta y recibe cada territorio si no para lo contrario. La España solidaria de las autonomías debe garantizar a los ciudadanos igualdad de derechos y servicios vivan donde vivan. La singularidad no va de territorios ni de dinero por habitante. Va del coste de los servicios. En Castilla y León, autonomía extensa, dispersa, envejecida y despoblada, el coste de la educación o la sanidad se disparan. Recauda menos pero necesita gastar más para mantener esa igualdad. La singularidad solidaria es imprescindible para apuntalar un proyecto de país que se desmorona desde las esquinas.

Nadie espera que Nogueras abandone el egoísmo independentista por naturaleza insolidario con una España ajena que anhelan destruir. Quizá nadie espera ya tampoco que Sánchez lo impida. Un presidente tan insolidario con España que agranda la desigualdad cada vez que habla. 

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