A juicio de Juan Corominas, reflejado en su ‘Diccionario Etimológico de la Lengua Castellana’, cazurro es una vieja palabra afectiva, común al castellano y al portugués, de origen desconocido, quizá prerromano. Otra posibilidad es la derivación del árabe ‘cad’ ur’, «el que no cesa»; esto es, persona «tenaz», «constante», «incansable». El diccionario de la RAE dice de la persona cazurra ser de pocas palabras, tozuda, callada y muy metida en sí misma.
La palabra cazurro es la que a menudo utilizan desde antiguo los asturianos para referirse a los leoneses o vecinos del sur; en tanto que, según el refranero, se dice del asturiano como «loco, vano y mal cristiano». Entiende el asturiano por cazurros a las personas tacañas, agarradas o apegadas al dinero, además de poco dadas a las invitaciones y larguezas con los colegas.
Si nos centramos en los nombres propios de personas, el apellido Cazurro es poco frecuente. Se registra, sobre todo, en la provincia de Valladolid, donde vive la mayor parte de las familias así apellidadas. Casos menores se registran en Madrid, Barcelona, Vizcaya, Toledo o Zamora. Según datos registrados en el Padrón de enero de 2008 llevaban en España el apellido Cazurro un total de 108 personas. En su ‘Diccionario de apellidos españoles’, Roberto Faure Sabater, no descarta que, en algunos casos, el apellido podría venir de apodos relativos a la voz castellana cazurra o cazurro, como gentilicios genéricos de Cazurra, población de la provincia de Zamora. Se dice de aquellos que emigraron de esa aldea a trabajar en Asturias no entender las máquinas, lo que daba lugar a que los asturianos les trataran de torpes y lerdos. Así, el gentilicio cazurro se volvió adjetivo, aunque el correspondiente de Cazurra ya estaba plasmado como cazurreño, por lo tanto, mucho antes de que las máquinas asturianas comenzaran a funcionar por manos humanas.
Por citar solo un nombre de los varios de cierto prestigio apellidados Cazurro, es de destacar Manuel Cazurro y Ruiz (Madrid 1865-Barcelona 1935), arqueólogo, jurista, académico, profesor y naturalista español que realizó investigaciones arqueológicas en la provincia de Gerona. Entre otras obras escritas, fue autor de ‘Monumentos megalíticos en la provincia de Gerona’.
En su libro ‘Poesía juglaresca y juglares’, Ramón Menéndez Pidal afirma que la palabra caçurro designa a un juglar de ínfima clase, teniendo su origen en el término árabe cadzur (sucio, indecente); aunque, prosigue Pidal en su opinión, no satisface fonéticamente y es muy probable que sea una voz prerromana a juzgar por su sufijo en ‘–urro’, designando, en mi opinión, algo despectivo. Según Menéndez Pidal, en el oficio de juglar existían distintas especialidades: el gallardo compositor, el juglar de gestas, el remedador, el imitador y el cazurro, que parece ser el que usaba «palabras caçurras» mencionadas por Alfonso X, el Sabio, en sus ‘Partidas’.
En mi opinión, la palabra cazurro podría tener su origen etimológico según la siguiente hipótesis dividida en: ‘caput › capitia › cabeza + burro › urro = cabezaburro › cazurro’. Al haber caído las bilabiales de ‘cabeza’ y de ‘burro’ el resultado es ‘cabeza (de) burro’, que encajaría semánticamente con lo adscrito en el diccionario.