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El socialismo español (I)

29/05/2024
 Actualizado a 29/05/2024
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Anteriormente hicimos un breve examen del Partido Popular, relatando su paso por el desierto político y la forma en que lo resolvió de forma rápida, afortunadamente. Señalamos ciertos aspectos que todavía no se le dan demasiado bien, con el fin de resolver el gran problema de progreso político democrático que debe dar nuestra nación.

Como es lógico, faltaba el otro partido político, PSOE, que aporta el otro apoyo a la gobernanza del Estado y, dentro del escaso margen que otorgan estas líneas, tratamos de realizar con el fin de continuar en la órbita del consenso.

El Partido Socialista Obrero Español es una formación política que podemos considerar de hondas raíces en el proceso político español, que puede ser analizado por la Historia perfectamente porque ahí están los hechos.

Los jóvenes pueden bucear en los antecedentes, que son muy elocuentes, y puede proporcionarles explicaciones de las actitudes actuales. Se sorprenderán si aplican el método comparativo.

El socialismo español comienza con su fundador Pablo Iglesias Posse en Casa Labra en Madrid, de forma clandestina, el 2 de mayo de 1879; es el partido más antiguo de España, protagonista y actor en la vida política española con diversos resultados, algunos de ellos poco ortodoxos y claros. Formó parte de la II Internacional hasta la I Guerra Mundial. Desde el primer Congreso de Barcelona se plantea la «lucha de clases» y el marxismo; en él afirma Pablo Iglesias que «la actitud del Partido Socialista Obrero Español con los partidos burgueses no puede ni debe ser conciliadora ni benévola, sino una guerra constante y ruda». Nótese el carácter de confrontación y “belicista”. Nace ahí la Unión General de Trabajadores (UGT). En 1890, en Bilbao, se celebra el II Congreso, se decide la participación en elecciones. No se obtiene representación hasta el 1910 con Pablo Iglesias de diputado y en 1917 le acompañan Julián Besteiro, Andrés Saborit, Francisco Largo Caballero, Daniel Anguiano, Indalecio Prieto, que estaban en la cárcel al ser del comité de huelga. En la crisis de las internacionales, el Partido se plantea apoyar la revolución soviética y sólo se declara un apoyo al régimen de los ‘soviets’, soslayando la entrada en la Internacional comunista, ya que no había partidarios a la unión. Y aunque se aprueba la reforma respetando la estructura burguesa, fue Lenin el que reúne en Moscú a los socialistas contrarios a la resolución de la Conferencia de Berna para dar vía libre al fin revolucionario; así nace la III Internacional Comunista. La Agrupación Socialista Madrileña propone la adhesión y en el Congreso extraordinario de 1919 se aprueba estar en la II Internacional y trabajar en la unificación de la II y la III, pero las Juventudes se adhirieron a la II Internacional y un grupo acordó romper con el PSOE y fundó el Partido Comunista Español. Aquí se abre un período en el que hay debate para entrar o no en el campo comunista.

Un breve apunte. Nuestra Historia es tan atrayente que cualquier acontecimiento que analicemos nos señala las virtudes y defectos de nuestra radiografía nacional y además nos conduce a la repetición de hechos similares, aunque en épocas diferentes y, a veces, muy cercanos unos a otros.

En la próxima entrega, si analizamos con objetividad los hechos, nos encontraremos con el ‘mimetismo histórico’ hispano y resultados matemáticos, casi exactos, salvando las distancias, claro.

Si les sirve a algunos jóvenes para iniciar el camino de la solución a tanto despropósito y pérdida de tiempo, nuestro modesto objetivo se habrá cumplido.

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