A su manera

Gregorio Esteban Lobato
27/06/2024
 Actualizado a 27/06/2024
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Ángel y Emilio siempre sonriendo.
Ángel y Emilio siempre sonriendo.

Fina y yo conocimos a Emilio y Ángel en El Punto cuando era un local muy concurrido del Rañadero, allá por los años 80. Entonces se llamaba El Cafetín si mal no recuerdo. El sábado por la noche, Isa y Aarón nos despachaban un exprés, a cincuenta pesetas, en aquel espacio reducido y singular donde la ventana era más grande que la barra, y los peldaños que subían al baño servían de asientos. 
Entonces se fumaba en los bares. Éramos jóvenes, alegres, confiados. En esa década estaba en su apogeo ‘La movida’ (madrileña), la ronda de bodegas y la transición política. Ángel y Emilio atendieron ‘La Petisa’ durante un año, aproximadamente (con el cierre de la de ‘Salvador’ -El Racimo-, ya sólo quedan dos de muestra: la de la calle Pregoneros, ya mencionada, y la de ‘Ana’ -El Pescador-).

No necesitábamos ‘wasap’ para salir a la calle y encontrarnos por los entrañables rincones de la Ponferrada monumental. Luego, al pub ‘19’ y otros. De madrugada, nos apiñábamos en coches para hacer la ‘ruta del bacalao’ (a cien pesetas el cubata), que terminaba en Cacabelos más o menos. 


Ángel perdió una pierna mientras araba con un motocultor (medicación, sedentarismo, sobrepeso…) Un cambio muy grande para ellos. Emilio padecía del corazón. Ángel falleció al poco de estrenar un pequeño vehículo eléctrico adaptado a su discapacidad. Emilio le siguió unos meses después.


Ángel y Emilio, Emilio y Ángel, marido y marido, estaban casados desde hace años. Eran dos personas amables y cariñosas que nos han dejado en fechas relativamente recientes. Ellos tuvieron la suerte de encontrar su respectiva media naranja y de exprimirla hasta que la muerte vino a separarlos. Que en paz descansen.
Ángel y Emilio pertenecían a un colectivo abierto, solidario y fieramente humano… Hacían su vida con naturalidad, en una ciudad orgullosa de respetar a las personas LGTBI. Nuestro más sentido pésame a sus familias y amigos/as.   Ellos fueron admirables, como se titula este poema:
Hay personas
que aumentan la fe
en el ser humano,
que personifican
la bondad
la belleza
la generosidad.
Son santos/as cotidianos/as
que cuidan
al hijo con Sida
o a la hija
víctima de maltrato.
Otros/as se desviven
por la mujer o el marido
con demencia
o por la madre
o el padre
con cáncer.


 

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