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El sueño de la razón

16/12/2023
 Actualizado a 16/12/2023
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En el más dulce de los sueños se hallaba sumida la niña de la larga trenza y los ojos claros mientras , en vano, me afanaba por conseguir que ella realizara el hercúleo esfuerzo de hacerse con el libro, que olvidado en el ángulo oscuro, yacía inerte en el fondo de la mochila.

«A las cinco de la mañana». Fue su respuesta cuando le pregunté por la hora de inicio de su sueño nocturno. 

«¡Ay profe! tengo que escribir a mucha gente que me dice cosas».

Entendí, por tanto, que a esas horas, si era cierta su historia, había un ambientazo nocturno de chateo por móviles de antología del disparate.

Durante una guardia de aula les insistía en que debían cambiar los móviles, prohibidos en nuestro centro, por una conversación reconfortante con sus congéneres a la hora del recreo. 

«Yo no tengo con quién hablar», me dijo el alumno de pelo rizado mientras dibujaba un idílico paisaje en su blog de dibujo. Al observar la minuciosidad de sus trazos y la atención y esmero que ponía en la ejecución de su trabajo, enseguida deduje que el chaval de cuarto de eso es de los que no abusan del móvil. Por eso es un acierto que el gobierno, a iniciativa del clamor de algunos padres y madres y profesores en su conjunto, proponga restringir el uso de teléfonos móviles en los centros educativos. Se pretende un veto completo para primaria y abierto en secundaria, en función del proyecto pedagógico de cada docente.

 Hay estudios de la Agencia de Protección de Datos y Unicef que lo asocian a una menor capacidad de concentración, al empobrecimiento del lenguaje y de la comprensión lectora. La Unesco recomienda dejarlos fuera de las escuelas. En España no hay normativa común: solo Madrid, Galicia y Castilla-La Mancha lo han regulado atendiendo a las cifras: el noventa y cuatro con ocho por ciento de los adolescentes dispone de móvil con conexión a Internet, dispositivo al que acceden antes de los once años por término medio. Y el noventa y dos con dos por ciento de los estudiantes de primero y segundo de ESO tienen smartphone propio.

Respecto al papel de los padres y madres; sólo el veintinueve con uno por de los adolescentes afirman que sus padres les ponen normas sobre el uso de las tecnologías; y uno de cada cuatro adolescentes tiene discusiones todas las semanas por el uso del móvil o las tecnologías. Se asombrarían de la cantidad de conflictos que ahorraríamos en el aula de restringirlos. 

Esperemos que prospere la iniciativa y se imponga el sentido común en beneficio de todos.

 De momento seguiremos soñando con que ese muchacho de trazo fino pueda encontrar a alguien con quien charlar durante los recreos.

 

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