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La táctica del avestruz

25/06/2024
 Actualizado a 25/06/2024
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Durante la campaña de las elecciones europeas me encontré con una persona, muy decepcionada de los políticos, que me dijo que no iba votar a nadie, puesto que todos eran iguales. Y se quedó tan tranquilo. No me apetecía llevarle la contraria y, además, pensé que sería perder el tiempo, pero reconozcamos que estaba muy equivocado. Lo que hagan o dejen de hacer nuestros gobernantes no puede dejarnos indiferentes. El que se abstiene de votar también influye en el resultado de las elecciones, pues siempre habrá algún partido al que le favorece la abstención tanto como los votos.

No es cierto que todos sean iguales. Siempre hay alguno que es mucho peor. Y eso es lo que hay que evitar: que gobiernen los más malos. Tal vez por eso en muchas ocasiones hay que votar con la nariz tapada, pero no podemos caer en la táctica del avestruz, que mete la cabeza bajo el ala, pensando que el peligro que no se ve no existe.

La situación actual de España no es grave, es gravísima. Son muchas las voces competentes de izquierda y derecha conscientes del desastre en que nos ha metido y está metiendo el «Sanchismo». Importantes socialistas de toda la vida reniegan de él. Ya no es cuestión de ser de izquierdas o derechas, sino de contemplar la forma de actuar de un narcisista, ególatra, mentiroso, felón y traidor. Estos adjetivos y otros semejantes no son invención del que suscribe, sino que se repiten constantemente en distintos medios de comunicación. Frases como «todo por permanecer en la Moncloa», «por no perder el poder», se repiten cientos de miles de veces, pero casi siempre con un denominador común: la impotencia de no saber cómo ni cuándo podrá resolverse este gran problema.

Tampoco vale decir que todo se arreglaría con un adelanto de las elecciones generales, pues una gran mayoría ingenua e inconsciente, no se ha enterado de la gravedad de la situación. De poco les sirven experiencias muy similares, como la de Venezuela. Muchos siguen la táctica del avestruz. Ni se enteran ni quieren enterarse. Si a esto añadimos la falta de tacto de la oposición, el panorama no puede ser más desolador.

Señor Feijóo, hágame caso. Usted solo, le guste o no le guste, jamás alcanzará mayoría para gobernar sin la ayuda de VOX. No los demonice ni caiga en la trampa de quienes meten miedo con la «ultraderecha» y recoja las críticas razonables por las que se han desgajado de su partido. Señor Abascal, no deje que algún extremista y bocazas lo eche todo a perder. Pónganse de acuerdo en lo fundamental.

 

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