Al acabar el Parte, que después fue Telediario y ahora llaman sin motivo Los Informativos el asturiano errante de la bicicleta, que lleva su mundo en el portabultos, dice ser poeta, antes cantante de orquesta y opina urbi et orbi, por el tono de su voz preguntó a quién le quisiera responder, que por cierto no fue nadie.
- ¿Tas fiju que nun vamos p’atrás?
El silencio lo dice todo. El poeta errante se dio por enterado, se caló el sombrero, ajustó las banderas de Asturias y León que luce en el mástil de su Orbea y marchó cantando una canción asturiana que dice algo así como «Antón encendió la mecha / prendióla con picardía, / entrasvióse’l peñón, / la brigadilla a la vía». Y ya no escuché más que la carretera está cuesta abajo y el paisano se difuminó en el horizonte... pero el mensaje quedó.
Que el paisano, como diría Mariano, dice cosas. Ylas reflexiones viajaron a los pioneros del vamos p’atrás, entre los que ocupa un lugar de honor Antón el de Pumarabule, que salió a hacer un recao y no lo atroparon (también le atraparon) hasta Mansilla de las Mulas, saliendo del bar el Mansillés andando para atrás, que ya dijo el difunto Carlos –otro grande– aquello de «no sé si es él que anda al revés o somos nosotros que ya nos hicimos a que todo nos parece raro».
El caso es que Antón, cuando le pidieron una explicación sobre cómo había aparecido tan lejos de Pumarabule se lo explicó bien a la guardia civil, que es la que entiende de este tipo de sucesos paranormales:
– Pues le voy a decir la verdad, agente, yo salí p’alante, pero en el bar éntrome la marcha atrás y di en ir p’atrás, p’atrás y cuando me di cuenta ya había subido el puerto Pajares.
– Esto, ¿cómo lo pongo?;preguntó el guardia civil al mando natural.
– Pon que ha aparecido un hombre que dice caminar bien, pero p’atrás. Que quien tenga datos, bla, bla, bla...