13/07/2024
 Actualizado a 13/07/2024
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Día 22 de junio. 8 de la tarde. Salgo de Urgencias y me dispongo a coger un taxi para ir a casa. No hay ninguno en la parada y varias personas lo esperan. Pasa un taxi ocupado y le pedimos que nos llame a otro. Nos responde que lo hará, pero que seguramente no venga ninguno porque no hay. Sorprendidos, llamamos a Radio Taxi, donde en efecto nos dicen que no hay ningún taxi disponible.

23 de junio. 3 de la tarde. Mi amigo Fernando, con su mujer y sus dos hijos –la pequeña en cochecito de bebé– lleva 25 minutos esperando un taxi en la parada de República Argentina, al igual que otras 5 personas. Han llamado a Radio Taxi y les han dicho que envían varios coches, pero no llegan. A la media hora vuelven a llamar y les informan que no hay coches. Entre los afectados hay un hombre que acaba de llegar de Madrid en tren y que no da crédito. Se pregunta si en León hay sólo un servicio de taxis y si esto es siempre así.

A principios de julio escucho por la calle una conversación entre dos mujeres en la que una de ellas le cuenta a la otra una historia similar.

Jueves pasado, 11 de julio. 4 de la tarde. Necesito que un taxi me recoja con urgencia en Trobajo para ir al centro. La espera fue de más de 25 minutos.

Ya no puede tratarse de un cúmulo de casualidades, algo grave está pasando en Radio Taxi León. El chófer, sin embargo, me dice que no, que todo va perfectamente. Picado ya por la curiosidad trato de informarme en el teléfono que la Oficina Municipal de Transporte Urbano pone a disposición del ciudadano (987895558). Sorpresa, no contesta nadie.

El taxi no es un lujo destinado a sucios capitalistas que no se quieren subir al autobús, sino un servicio esencial, una auténtica necesidad para muchas urgencias cotidianas y para muchas personas mayores o impedidas. Y nada barato, por cierto. El desastre en que se ha convertido el servicio en León no sólo es un problema para la ciudadanía, sino que da una imagen pésima de nuestra ciudad de cara al exterior.

Como no conozco la causa no aprovecharé la ocasión para acusar a nadie, pero digo yo que en Ordoño II número 10 alguien tendrá algo que decir. Me sorprende en todo caso, que la prensa no se haya hecho eco de tan grave asunto. Estaremos atentos.

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