08/02/2025
 Actualizado a 08/02/2025
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Cuando quieras pensarlo,
habrán barrido tu niñez.
Tu pubertad, tu juventud.
El rostro de tus padres
cuando te tendían la mano,
los sonidos, 
las bocas,
las viejas canciones.
No consientas que te barran el alma,
que la despojen,
que la purifiquen 
con sus algoritmos.
Que la flagelen con mentiras.
Preserva su pequeña noche,
su modesta suciedad:
como la flor de la alheña,
hay plegarias que no desaparecen.

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