Este jueves me autoprescribí una sesión de terapia psicológica aprovechando mi presencia en el plató del programa de televisión ‘Horizonte’ en Cuatro. Uno de los temas elegidos por Iker Jiménez y Carmen Porter para tratar en la mesa de actualidad, a la que fui invitado a participar, era la financiación singular exigida por los independentistas catalanes a Pedro Sánchez para que Salvador Illa sea elegido presidente de Cataluña.
Tengo que reconocer que algo de mejoría sí he notado tras dicha terapia, pero todavía tengo una alta dosis de hartazgo y cabreo en mi organismo, por lo que con su permiso voy a regalarme otra sesión terapéutica, de la que usted será a partir de ahora cómplice obligado.
Lo dije en ‘Horizonte’ y hoy me reafirmo en ‘La Nueva Crónica. Estoy cansado y hasta los mismísimos de que todo lo que pasa en nuestro país siempre gire en torno a las mismas tres comunidades autónomas: Madrid, Cataluña y País Vasco. Es indiferente que hablemos de economía, de política que de cualquier otro aspecto. Para lo bueno y para lo malo, esas tres comunidades son las que influyen en que nuestros dirigentes tomen unas u otras medidas. Y mientras tanto, estamos el resto de españolitos de bien con los brazos cruzados actuando como meros extras. En el mejor de los casos, podríamos sentirnos como artistas invitados.
Si además uno tiene la mala suerte de vivir en la España vaciada o, mejor dicho, la España saqueada entonces el enfado se multiplica exponencialmente. La oda a la insolidaridad y desigualdad que se esconde tras esa mal llamada financiación singular, ya que deberían decir financiación privilegiada, es un insulto a la inteligencia humana. Pero no nos equivoquemos, que el presente y futuro de nuestro país sólo dependa de lo que interesa a esas autonomías no es algo exclusivo de mi tocayo Sánchez. Y si no pregunten a Felipe González, José María Aznar, José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy. Todos ellos tuvieron que pasar por caja y aceptar el chantaje, que no negociación, para conseguir las llaves que abrieran las puertas de la Moncloa.
Y luego algunos se extrañan de que aparezcan de debajo de las piedras partidos localistas, regionalistas y populistas. No les voy a engañar, pocos me parecen los que hay hoy en día si tenemos en cuenta el histórico que llevamos cargado a nuestras espaldas y el drama actual que estamos sufriendo.