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Testigo ‘fake’

30/05/2024
 Actualizado a 30/05/2024
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A pesar de todo, sigo creyendo en la Justicia de mi país. Dijo el presidente aquel día aciago al sentirse maltratado por los jueces. Como te entiendo Pedro. Aunque yo no gobierne ni mi mujer se dedicara a enviar cartas de recomendación a empresas que acabaron consiguiendo contratos públicos. A mí también me ha menospreciado la Justicia.

Hace unas semanas llegó un correo electrónico de un juzgado del sur que me citaba a declarar como testigo. Lo leí, me reí y lo borré convencido que era alguna estafa ya que al menos la Justicia conservaría las formas y la oficialidad de la carta certificada. También porque nunca estuve allí. Olvidado el asunto días después una llamada que dice ser del susodicho juzgado insiste empeñada en que conteste a aquel correo a pesar de explicarle el error. Y el pasado jueves volvió a sonar el teléfono. Esta vez era de un juzgado de aquí para citarme a testificar por videoconferencia suplicando que fuera aunque la citación oficial no llegara a tiempo. Sobra contar que insistí en el error. Pero solo importan los trámites para los funcionarios autómatas. Para evitar consecuencias legales, decidí acudir. 

Me esperaba la España de Larra donde la burocracia engulló la eficacia. Un funcionario gris y pausado me pidió que aguardara a que conectaran con el juzgado andaluz. Diez minutos después se abrió aquella puerta y con la misma calma (así que sucede a diario) me informó que el juez ya no consideraba relevante mi testimonio y podía irme. Me dolió el desprecio. Claro que no era relevante. Nunca lo fue. Pero tras las irregularidades al convocarme, quería declarar. Por mi tiempo perdido y el dinero de todos despilfarrado. Por justificar aquel esperpento en un sistema colapsado. Porque no se es testigo ‘fake’ todos los días. Pero hasta la Justicia perdió los modales. Así que te entiendo Pedro.

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