Ya sabes que los cristianos comenzamos hoy un nuevo tiempo; ese que nos ha de servir de preparación para la Pascua, para celebrar por todo lo alto la mejor de las noticias: la Resurrección de Cristo –culmen de nuestra fe–, su victoria sobre la muerte; y, con ella, la salvación de la humanidad, el regalo de la vida eterna. La Cuaresma en la que ahora nos adentramos es época para la conversión, para la reconciliación, para la escucha de la Palabra de Dios; cuarenta días en los que utilizar más que nunca las ‘armas’ de la penitencia: oración, ayuno y limosna.
Hoy es Miércoles de Ceniza, un día marcado por el ayuno y la abstinencia de comer carne –como también lo es el Viernes Santo– y en cuya liturgia destaca el antiquísimo rito –que se remonta a los primeros siglos del Cristianismo– que nos recuerda que somos polvo, y que al polvo volveremos; que nos invita a convertirnos y a creer en el evangelio: la imposición de la ceniza; una ceniza que –no sé si lo sabes– es obtenida tras quemar las palmas bendecidas el Domingo de Ramos del año anterior, rociadas con agua bendita y aromatizadas con incienso.
También para el mundo cofrade es hoy un día muy especial, que marca un antes y un después en el calendario anual. Y es que afrontamos ya la recta final que nos llevará hasta la próxima Semana Santa, en la que se multiplica la actividad semanasantera a todos los niveles.
Y, como es habitual, con la Cuaresma regresa a las páginas de este periódico LNC Cofrade, su suplemento sobre nuestra celebración pasional, que el sábado pasado comenzaba la que es ya su octava temporada, y que, hasta bien entrada la primavera, irá acercando semana a semana toda la información que pueda resultar de interés para el mundo cofrade leonés. Y en el que la actualidad se complementa con las secciones de costumbre –‘Con nombre propio’, ‘Firma invitada’, ‘Verba volant, scripta manent’, ‘Agenda cofrade’ y, ya en tiempo pascual, ‘Una misma Pasión’–, lo que ha convertido a este suplemento en un referente.