En medio de la selva en la que casi todo parece haberse convertido, no sólo de bulos, de fango, de noticias falsas y de evidentes mentiras se alimenta una parte del periodismo, si es que así se le puede nombrar. También los titulares se visten en ocasiones con un ropaje incomprensible que no se sabe bien qué persiguen, supongo que aparentar más de lo que dicen o directamente mostrar la simpleza de quien los escribe. También, ya lo sabemos, y no sólo es propio de los medios, dejarse ir por esa senda anglófila que, aparte de confusión, poco aporta en general. Sucede constantemente.
Para muestra algún botón. Un periódico local famoso acumulaba en su edición del pasado 12 de noviembre al menos los siguientes titulares reproducidos aquí de forma literal, lo que, como se verá, es todavía más grave:
León lidera en primer ‘matchfunding’ publico-privado de ámbito provincial de Europa (sic).
‘Influencers y foodies’ llegan a León para enterarse de cómo se hace un chorizo.
Dos F-18 en León en tareas de ‘cross servicing’.
Mujeres rurales aprenden a usar el ‘smartphone’ con el Consejo.
‘Matchfunding, foodies, cross servicing, smartphone’… todo un muestrario de ese no román paladino que nos une en la comunicación a los toscos hablantes de esta tierra de conejos y de las fraternas de ultramar. El mensaje no son los titulares propiamente dichos, sino las palabras que en ellos se vierten para hacernos ver lo decrépito de nuestras hablas y la ignorancia con la que habitualmente nos expresamos, nada somos en realidad si no incorporamos una terminología abstrusa para aparentar que somos posmodernos o poscontemporáneos. Lo abstruso, ¿reconocerán nuestros periodistas de hoy lo que esa palabra significa o preferirán decir en inglés ‘abstruse’? No sé, tal vez haya demasiado parecido en este caso y eso ayude a caer en la cuenta de que todos venimos del latín, del latín vulgar especialmente, que es al fin y al cabo la lengua en la que todos y todas nos comunicamos. Sobre todo para decirnos cosas bonitas.