La moción por la autonomía de León ya se custodia en el registro del Palacio de los Guzmanes para su debate en Pleno. Que su consenso posterior depende de otras circunstancias. La presentación del documento era, sin controversias, una de las asignaturas pendientes de la UPL desde tiempo ‘inmemorial’ (anótese como ironía), después de tanto trajín e innumerables palos en las ruedas. Palos consentidos, naturalmente. Dicho de otra manera, de tomaduras de pelo permitidas por la superioridad leonesista. En cualquiera de los casos, no deja de ser una buena noticia para miles y miles de leoneses, que aman a su tierra hasta el tuétano y lo que ello conlleva.
No obstante la pelota, ahora, está en el tejado del PSOE y del PP. En el caso de los primeros no es muy creíble que las altas instancias dejen libertad de voto. Y otro tanto ocurre con los ‘populares’. Ni uno ni otro partido han abogado jamás por una autonomía al margen de Castilla, pese a los celofanes con que han pretendido envolver y distorsionar la realidad. Algunas palabras flexibles cuando tocaba elecciones y poco más; es decir, a la caza del voto. Luego se les caía la careta a pedazos y vuelta a lo mismo.
En cuanto a los socialistas, es muy fácil presumir que será su secretario provincial, Javier Alfonso Cendón, quien recoja las indicaciones de Madrid y se las traslade a sus correligionarios sin pasar por el fielato de Valladolid. Ese puente, hoy, padece de aluminosis y está para un derribo inmediato. Tudanca, el ‘amo’ autonómico, no es ajeno a lo que se le viene encima en el medio plazo. Y en cuanto a los de Feijóo tampoco está clara la cosa. Cierto es que entre la militancia activa los hay que apuestan por desligarse del rodillo castellano, aunque el miedo guarda la viña. Y este es el problema. Cuando se está a toque de corneta ocurre eso. Si te mueves, palo y tentetieso y a remar a galeras. Cabe recordar, que el más consecuente con sus ideas respecto al autogobierno de León fue el alcalde José Antonio Diez, cuando, en contra de la línea oficial de su partido, votó a favor de la moción para desligarse de los castillos, presentada en el Ayuntamiento por la Unión del Pueblo Leonés. Corrían los últimos días del año 2019.
Y es que, como la memoria, a veces, es corta y malintencionada, no debe olvidarse que el primer paso importante, con eco, lo dio el regidor capitalino, a sabiendas de que echaba un pulso a su propia formación, que ya, por entonces, andaba con la escopeta cargada para cobrar la pieza. Aun así, algo más de dos años después, se le mojó la pólvora al ‘aparato’. Fue la tarde en que se ventilaba el liderazgo de la Agrupación Local. La votación la ganó Diez. Ahí mostró sus credenciales. Coloquialmente, se los pasó por la piedra. Leonesismo.