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¿Todos a una por León?

16/03/2025
 Actualizado a 16/03/2025
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Hoy, hace un mes de la manifestación que, a favor de la autonomía leonesa, inundó las calles de la ciudad. También era domingo. Y se desató el furor. Algunos, incluso, la calificaron de histórica, si bien es muy difícil –imposible no– que en estos tiempos se alcance aquella otra de 1984 –era un 4 de mayo– en la que cerca de 90.000 personas alzaron la voz y sus pancartas para denunciar que a León le habían apuñalado por la espalda. Nadie quería estar con Castilla. De eso va a hacer cuarenta y un años, que ya llovió. Y «la vida sigue igual». Dixit, Julio Iglesias.

Y hoy, precisamente, tendrá lugar la jornada de primarias en el convulso y peleado PSOE provincial, donde se resolverá quién de los dos contendientes –Javier Alfonso Cendón o Diego Moreno– obtendrá al título de ‘amo’ de la Secretaría General del partido. Lo más previsible es que sea el primero de ellos, Cendón –el actual responsable de la organización socialista–, quien se lleve el gato al agua, por mucho ‘leonesismo’ del que ha hecho gala en los últimos tiempos su contrincante y procurador en las Cortes de Valladolid. Moreno, después de los años, ha cambiado de opinión. Amén.

Porque resulta que ahora, todos –en mayor o menor medida– intentan arrimar el ascua a su sardina. Eso sí, con falacias políticas y marañas palabreras que cubran el ‘expediente’ de cara a la galería. Y poco más. Pero de lo sustancial, de lo que importa a los leoneses, de por lo que se lucha, nada se sabe. ¿Qué hacemos con León, oiga? Lo mismo que ayer y anteayer. Aquí, hablando de la izquierda y al margen de una UPL demasiado tibia a veces, el único socialista que ha puesto la cara para que se la partan es el alcalde de León. Si es que son capaces de ello los que lo ansían desde la cúpula del partido. Que eso es harina de otro costal. A Diez siguen sin temblarle las canillas, a pesar de las ‘amenazas’ que le trasladan.

Y viene esto a cuento al recordar la manifestación de 1984. Aquel mar de gente de toda clase y condición, que se echó a la calle con coraje y confianza, marcó un hito. Y lo marcó porque en la inacabable y emotiva marcha reivindicativa convivieron las diferentes ideologías en ejemplar armonía. Todos a una. Famosa fue la pancarta que recogía la contundente leyenda «antes que socialistas, somos leonesistas», como posicionamiento inequívoco de que León era –y es– lo primero. Un ideario que en el Partido Socialista –de igual modo en la derecha moderada– ha tocado fondo.

El asunto, en definitiva, se reduce a un solo término: servidumbre. La sumisión sin condiciones de quienes tendrían que actuar en conciencia y no lo hacen por miedo a perder el estatus y, en algunos supuestos, hasta el futuro. Mientras, León sigue en el olvido y la indigencia. Aunque suene fuerte decirlo.

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