Cristina Vega 2

Tomaduras de pelo

04/02/2025
 Actualizado a 04/02/2025
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Si uno ve, escucha o lee las noticias en cualquiera de los medios de comunicación, es fácil dudar de lo que están percibiendo los ojos y los oídos.

Primero, porque cada vez es más difícil diferenciar la realidad de los montajes o las noticias falsas, ‘fake news’.

Y también porque el mismo suceso es relatado desde una perspectiva diferente, o incluye algún matiz distinto, en cada medio que lo transmite. Esto implica que la información puede variar sensiblemente dependiendo de su procedencia. O que en ocasiones se omiten datos, con lo que dicha información no está completa, nos llega sesgada. Nadie debería usar estas herramientas en su favor, ni adaptarlas a una determinada ideología o a sus propios intereses, pero es obvio que sucede.

Si sumamos los bulos que circulan sin control a través de las redes sociales, surge la duda de si existe alguna fuente que sea fiable. Esto aumenta nuestra confusión y nos genera inquietud.

Aunque la sensación de ser manipulados se está haciendo tan común que ya apenas llama la atención.

Otro asunto preocupante es el caos en el que vivimos. Por si no eran suficientes los conflictos armados, arranca una guerra comercial cuyo alcance y consecuencias prometen hacer historia.

A nivel interno, cada ley que se hace repercute de forma negativa sobre algún colectivo. Se convocan huelgas y protestas sistemáticamente, sanitarios, transportistas, funcionarios, trabajadores del campo… Pisos turísticos, escasez de oferta, precios desorbitados y demás obstáculos impiden a muchas personas ejercer su derecho a una vivienda digna. Esto conduce a situaciones injustas y a medidas desesperadas.

La despoblación deja sin vida el mundo rural en muchas de nuestras provincias, ante la impotencia de quienes viven esta agonía y el pasotismo de los que, teniendo herramientas, no mueven un dedo por evitarlo. Sin una respuesta adecuada y definitiva, se entra en un bucle que no se rompe.

Todos dicen querer solucionarlo, pero nadie lo hace, tal vez no interesa. Sobra hipocresía.

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