Secundino Llorente

El transporte escolar: ¡Cuántos problemas!

19/09/2024
 Actualizado a 19/09/2024
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El director de un colegio o un instituto es el responsable de todo lo que ocurra a sus alumnos incluso en situaciones en las que ni siquiera está con ellos. No deja de ser curioso y preocupante para un director que, mientras se despierta por la mañana, los autobuses de cinco rutas cargados de alumnos están circulando por las carreteras, con lluvia, nieve o hielo, y él es el responsable de todo lo que pueda ocurrir en ese viaje. Para mí siempre fue algo muy inquietante y serio. Me preocupaba, aunque intentaba analizar y evitar todos los riesgos: Realizaba el recorrido de todas las rutas. Tomaba nota de los peligros, paradas, marquesinas u horarios de cada pueblo. Estaba en contacto telefónico directo con los chóferes. Dos alumnos de cabecera de línea me informaban cada mañana, al llegar al centro, de las novedades en la ruta. Demasiada responsabilidad para los directores de centros públicos. Reconozco que es un servicio imprescindible y gratuito para garantizar el derecho a la educación y para hacer posible la escolarización en el centro escolar correspondiente, dentro de su adscripción, si el colegio o instituto público está en una localidad distinta al domicilio del alumno. Totalmente de acuerdo. Pero los riesgos y peligros que conlleva este servicio deberían estar más controlados: control de vehículos, control de chóferes, control del comportamiento de los alumnos, y no sólo si se colocan el cinturón de seguridad sino todos los detalles del viaje. 

Los periódicos están llenos de noticias preocupantes y variadas sobre el servicio del transporte escolar como: La ruta escolar de una niña de 3 años empieza a dos kilómetros de su casa. María Teresa tiene tres años. Ella vive en Santa Cruz del Sil y acude diariamente a su clase de primero de Infantil en el C.R.A. de Páramo del Sil. Necesita, por tanto, transporte como otros niños del municipio que están en la misma situación. La diferencia es que la ruta escolar de María Teresa empieza a dos kilómetros de su casa, en la carretera CL-631, en el barrio de La Vega. Hasta ahí la tienen que bajar a primera hora de la mañana y, después, recoger pasadas las dos de la tarde, porque el autobús no sube al pueblo. La niña alguna vez ha tenido que bajar andando hasta la parada y la madre comenta: «Yo no tengo carné de conducir y mi marido no está siempre. Son dos kilómetros para abajo y otros tantos para arriba con una niña de tres años. Y ahora hace buen tiempo, pero cuando sea invierno, si no podemos bajarla en coche, ¿qué vamos a hacer?». Yo opino que hay que hacer urgentemente algo, como poner un taxi a su servicio. Os contaré la aventura que yo viví en nuestro instituto hace diez años: Entre Santa Olaja de la Ribera y Marialba de la Ribera había un poblado gitano.

El transporte escolar sólo tenía establecida su parada en estos dos pueblos. El segundo día de curso llega a mi despacho el padre de un niño gitano de once años pidiéndome ayuda para que el autobús recogiese a su hijo en el poblado porque tenía que hacer todas las mañanas a oscuras, con viento, agua o nieve, dos kilómetros para llegar a la parada. Me pareció tan razonable y humana la petición que yo mismo le rellené la solicitud y la envié al servicio de transporte de Educación. La respuesta inmediata y escrita fue desestimar la petición porque Fomento no lo permite. Llamé al gitano para comunicárselo y sólo me comentó: «Hasta aquí lo hemos hecho a su modo, ahora lo haremos al mío». Al día siguiente los gitanos salieron a la carretera con horcas y palos para comunicar a chofer que, si no paraba, se atuviera a las consecuencias. «A partir de ese día el autobús paró en el poblado». Otra noticia curiosa: La Conselleria de Educación valenciana investiga qué sucedió con un niño olvidado en un autobús cuando iba al colegio. La inspección educativa de la Generalitat investiga qué ha ocurrido con exactitud con un menor que se quedó dormido y fue olvidado en el autobús cuando se dirigía al colegio CEIP Santo Ángel de la Guarda de Valencia. Según ha publicado el diario Levante-EMV, el conductor se dio cuenta de la presencia del niño de 4 años cuando revisó el autobús y lo llevó al colegio en su coche particular; la familia ha presentado una queja ante la inspección educativa y en la empresa de autobuses. Estas aventuras o despistes suelen ser corrientes, como el niño de nuestro instituto que el primer día de transporte se cambió de ruta y no encontraba su pueblo y su parada. Fueron tres horas de nervios. La familia histérica y nosotros también, como es lógico, pasamos por un drama terrible hasta que apareció el niño.

La lista de denuncias recibidas por este servicio es variopinta: ‘Despedido el conductor de un autobús escolar de Cuenca que dio positivo en drogas’, ‘el conductor de un autobús escolar accidentado en Fuenlabrada da positivo por cocaína’, ‘Imputado el conductor de un bus escolar por circular sin puntos’, ‘Un niño que vive a 14 km del colegio viaja 68 por el rodeo del autobús’, ‘Cuatro niñas heridas en un accidente de autobús escolar en Xátiva’. 

Me tranquiliza oír esta noticia de nuestra comunidad porque indica su preocupación: Una de cada tres inspecciones realizadas por la Guardia Civil de Tráfico en los servicios de transporte escolar de Castilla y León durante cinco días a finales de enero han concluido con una sanción, según los datos aportados por la Delegación del Gobierno. En concreto, los sancionados han sido 121 vehículos escolares que realizan rutas en el presente curso, en su mayor parte por no disponer de la autorización especial para realizar este servicio o no tener el seguro de responsabilidad ilimitada que exige la ley. Esta campaña de vigilancia se desarrolló del 22 al 26 de enero pasados y los agentes formularon 208 denuncias a los 387 vehículos que fueron controlados, pero me alegro de que, según los datos aportados por la Delegación del Gobierno, no hubo sanciones por consumo de alcohol ni drogas al volante, ni por exceso de velocidad. Demasiados problemas del transporte escolar. Durante muchos años estuve nervioso por este tema. Esta semana los directores están organizando las rutas del nuevo curso. «Mucha suerte para todos».

 

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