Junto a la ya habitual agenda repleta de actividades, el inicio del curso ha llegado a Casa Botines acompañado de un relevante anuncio para el futuro del edificio: su remusealización completa. Una profunda reforma interior que viene a ofrecer un nuevo relato museístico con la vista puesta en el Año Gaudí 2026, centenario de la muerte del universal arquitecto catalán. El anuncio llega mientras encaramos la recta final de la restauración en el exterior del edificio, a la que apenas le restan unos meses de andamios.
El lector curioso podría preguntarse, ¿por qué darle la vuelta a un museo con tan pocos años de vida? Y las respuestas podrían ir en varias direcciones, pero existen algunos motivos que, a ese mismo lector, seguro no se le escapan.
Hasta no hace tanto (2017), la Casa Botines lucía al exterior como el imponente coloso que sigue siendo, pero sin vida ni belleza interior. Su fisionomía responde a la de un edificio destinado a albergar oficinas bancarias (tras una renovación de las instalaciones a mediados de los 90) y anteriormente, viviendas. Una distribución que, por ejemplo, no estaba destinada a favorecer el ágil flujo de visitantes ni a dedicar amplios espacios para ellos, razón de ser de todo museo. Tampoco está acomodado para recibir en las mejores condiciones la llegada de nuevas colecciones en las que Fundos trabaja actualmente. Por todo ello, este camino hacia la adecuación plena resulta tan apasionante como complejo. Un trayecto que hasta la fecha ha estado plagado de esfuerzos recompensados, en buena parte, con el reconocimiento de grandes instituciones a lo largo de estos años.
Pero hay más. En la meta de esta etapa reina que disputamos como museo, se encuentra la Declaración de Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Algo por lo que luchamos y lo hacemos también así, reestructurando el edificio con el objetivo de consolidar a la ciudad de León en ‘la liga de las estrellas’ del patrimonio.
La explicación de estos motivos que ofrecemos desde Fundos, teniendo en cuenta la condición de entidad privada, viene a cristalizar una filosofía sobre el patrimonio por la cual consideramos que ‘La Casa del Dragón’, lo es de todos los leoneses. Y que, en virtud de ello, consideramos fundamental impulsar una completa programación de eventos que, junto a una regular y ordenada difusión, ofrece esa imagen que el curioso lector tendrá de proyecto vertiginosamente activo. Tiene su lógica.
Les animo y les invito, no solo a visitar el Museo Casa Botines Gaudí, si no también a presumir de él. Porque con su contribución, mostrando esta joya a todo aquel amigo visitante que pase por León, redunda en la economía local, en el prestigio nacional y en el futuro de nuestra provincia. Porque, si me permiten expresarlo así, estamos ante un proyecto que, si algo tiene de manera indiscutible es precisamente esto: buena pinta.
Marta Sabugo es responsable de Programas Públicos del Museo Casa Botines Gaudí