Cuando la primavera nos despierta con versos y flores

Estibaliz Becerro Pellitero
20/03/2025
 Actualizado a 20/03/2025

El 21 de marzo es una fecha señalada en el calendario porque comienza la primavera. Los días empiezan a ser más largos, el frío se atenúa y la naturaleza se renueva, aspectos que tienen un gran impacto en nuestro estado de ánimo.

La primavera parece ser un remedio natural contra lo que la ciencia ha denominado «depresión estacional», ese sentimiento de abatimiento que muchas personas experimentan durante los meses más fríos y oscuros del año. ¿Será una mera coincidencia que el renacer de la naturaleza coincida con la celebración de la belleza del lenguaje? La poesía, en su esencia, es una manifestación artística, capacidad que nos distingue del resto de especies. Si entendemos el lenguaje como la capacidad de comunicación, la poesía es la expresión más elaborada y emotiva de este; una herramienta que evoca sentimientos, despierta recuerdos y da voz a lo que no sabemos explicar.

Una larga temporada de la historia estuvo marcada por la concepción de la poesía como un género complejo, reservado para una élite intelectual capaz de descifrarla. Durante siglos, este género literario estuvo fuera del alcance de una gran parte de la población, analfabeta en su mayoría. Sin embargo, esto ha cambiado con el tiempo. No solo porque hoy en día la educación se haya convertido en un derecho fundamental, sino por todo lo que esto ha traído consigo: la democratización del acceso a la literatura y, con ello, a la poesía. Trayectorias como la que comenzó la obra de Gil de Biedma y que a día de hoy continúa con autores como García Montero, cuyo lenguaje poético parte de elementos cotidianos para lograr su objetivo: que la poesía sea entendida por todos.

La poesía no podría haber elegido mejor día con el que coincidir. De alguna manera, ambas comparten una misma esencia: la representación de un renacimiento, de un despertar. Así como la primavera transforma la naturaleza con su estallido de colores, la poesía da vida a las palabras, permitiendo que los sentimientos florezcan. A través de ella encontramos una vía para expresar lo más íntimo, lo que a menudo resulta imposible de decir a través de las palabras que utilizamos en nuestro día a día. Y, aunque, como afirmaba Julio Cortázar, «las palabras no alcanzan cuando lo que se quiere decir desborda el alma», la poesía sigue siendo el mejor intento de capturarlo, de dar forma a lo que solo el corazón puede entender. Es nuestro mejor aliado en nuestro viaje que tiene como destino nuestro lado más honesto.

Celebramos la llegada de la primavera y el poder de la palabra. Recordamos la voz de tantos poetas que, con su lucha y su arte, nos han legado belleza y emoción. Porque, al final, la poesía es eso: un renacer constante, una forma de celebrar la vida.

Es un momento para recordar las voces de tantos escritores que, en su lucha por la vida, nos han dejado su legado en palabras, un legado que gracias a nosotros, los lectores, ha sobrevivido intacto al paso del tiempo. A través de sus escritos, estos artistas dejaron huella de sus emociones por escrito, para que siglos después muchos encontremos palabras de consuelo. Cada verso es un reflejo de sus sentimientos que han logrado atravesar generaciones, como un faro que ilumina el camino de aquellos que buscan respuestas. La tinta con la que escribieron sus historias sigue viva resonando en nosotros, como nuestros versos favoritos siempre dando vueltas en nuestra cabeza. Como un amanecer que ahuyenta los peligros de la penumbra, la poesía ilumina el alma y transforma las sombras en belleza. Celebremos lo bello que nos rodea, lo efímero y lo eterno, lo que nos conmueve y nos inspira; porque la poesía es un destello en la oscuridad, una manera de hacer eterna la belleza de cada instante.

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