Facultad de Medicina en León: la gran oportunidad para el Hospital San Antonio Abad

Javier Revilla Casado
17/02/2025
 Actualizado a 17/02/2025

La futura implantación del Grado en Medicina en la Universidad de León, a comenzar en el curso académico 2026/2027, constituye un proyecto ilusionante tanto para la propia institución educativa como para la ciudad y la provincia leonesa.

Entre otras muchas derivadas que conlleva, una de ellas, quizá no la más importante pero sí destacada, es la ubicación de la propia Facultad de Medicina. Obviamente en un horizonte tan corto en el tiempo, apenas dos años, es inviable pensar en la construcción de un nuevo edificio en el que ya se inauguren los estudios. Por ello se habla de que arrancarán en la actual Facultad de Ciencias de la Salud.

A futuro, están sobre la mesa dos opciones, bien construir una nueva facultad en el propio Campus de Vegazana o aledaños –el Ayuntamiento de Villaquilambre ha puesto terrenos a disposición, al otro lado de la ronda–, bien aprovechar el ya centenario edificio del Hospital San Antonio Abad. Por mi parte, voy a tratar de argumentar que esta opción sería la mejor desde múltiples puntos de vista.

Edificio centenario
El definitivo proyecto del edificio que hoy conocemos como Hospital San Antonio Abad se firmó en el año 1919 por parte del arquitecto Manuel de Cárdenas –del que luego escribiré–. Fue un encargo de la Diputación de León que logró con ello sacar del centro de la ciudad leonesa la homónima institución hospitalaria que existía desde el siglo XI junto a la actual plaza de Santo Domingo.

La eliminación de aquel vetusto conjunto –hoy lo consideraríamos una joya patrimonial– serviría para abrir la ciudad al nuevo ensanche y posibilitaría emplazar el nuevo hospital en las afueras de la urbe y en un altozano, bien ventilado, siguiendo los postulados higienistas del momento.

En 1893 ya hubo un primer proyecto de nuevo hospital, realizado por el arquitecto provincial Francisco Blanch y Pons, pero que no salió adelante. Hubo que esperar años y, en medio de todo el proceso, se produjo una de las graves pandemias contemporáneas, la mal llamada «gripe española».

Arquitecto Manuel de Cárdenas
El madrileño Manuel de Cárdenas Pastor llegó a León a comienzos del siglo XX al ganar la oposición de arquitecto municipal. Encontró una ciudad en plena expansión lo que, unido a su buen hacer como profesional, le convertiría en el principal arquitecto leonés de la primera mitad de dicha centuria.

Proyectos suyos son las escuelas de la calle del Cid (1902) –hoy sede de Cruz Roja–, el antiguo edificio de Correos (1912) –junto a la Catedral– y varios bloques de viviendas en el ensanche, como la Casa Lorenzana en Ordoño II (1912), la Casa Ciriaco (1913), la Casa Lubén (1918) o la Casa Goyo (1920), además de chalés y galerías comerciales, como Pallarés (1922) –hoy Museo de León–. Sin olvidarnos de su participación en el Teatro Emperador (1946-1949).

Su diseño del Hospital San Antonio Abad (1919), ya como arquitecto provincial, forma parte de un preciado conjunto de edificios proyectados por Cárdenas sin los cuales hoy no se entendería la arquitectura contemporánea de la ciudad de León.

Inmediato al Hospital Universitario
Manuel de Cárdenas planteó en los Altos de Nava un conjunto de pabellones y patios dispuestos en planta con forma de H, ampliamente iluminado por un gran número de ventanas. Para su entrada adelanta un nuevo cuerpo, en cuyo centro sitúa una torre que otorga simbolismo al conjunto. Al lado opuesto, a modo de ábside, propone un cuerpo semicircular. Todo está levantado con ladrillo visto, aunque los entrepaños se revisten y blanquean. Es de un estilo ecléctico, con tintes neomudéjares no muy marcados.

El Hospital San Antonio Abad, activo desde 1922, ejerció plenamente su función original hasta que junto a él se fueron desarrollando nuevos edificios, la residencia Virgen Blanca (1968) y el hospital Princesa Sofía (1972). Desde entonces ha mantenido distintos usos.

Sostenibilidad y valor patrimonial
La arquitectura del Hospital San Antonio Abad, compartimentado a modo de pabellones dotados de numerosos ventanales, muy orgánica, se puede adaptar perfectamente a nuevas funcionalidades, entre las cuales muy adecuadamente podrían estar las educativas. De hecho, su aspecto claramente se asemeja al de los colegios universitarios anglosajones.

Sin duda, la inmediatez al complejo del Hospital Universitario de León – del que forma parte– es una de sus grandes ventajas ya que allí los estudiantes y los profesores podrían tener todo lo necesario para sus clases teóricas: aulas, bibliotecas, departamentos y despachos, decanato, conserjería… Y acudir a presenciar o realizar prácticas en los quirófanos y boxes del propio hospital.

Por todo ello, adaptar estas centenarias instalaciones como nueva Facultad de Medicina sería, además de un acierto funcional tremendamente favorecido por el propio edificio original de 1919, un ejemplo de sostenibilidad al reaprovechar una gran obra ya construida y evitar desplazamientos al personal docente y en formación, así como dotar a la Universidad de León de un edificio simbólico que, plenamente rehabilitado, consolidaría la ascendiente posición de nuestra institución académica.

Javier Revilla Casado es historiador y profesor de la ULE
 

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