¿Qué miras, por qué me miras?

Javier Campos de la Fuente
07/03/2025
 Actualizado a 07/03/2025

Explica Jaume Carbonell (pedagogo, periodista y sociólogo) en su libro ‘La educación es política’ las estrechas relaciones que existen entre estos dos términos. «La política se lleva a cabo en el Parlamento, en la plaza, en la calle y en cualquier escenario comunitario donde se proponen ideas, se confrontan opiniones, se defienden derechos y se toman decisiones para mejorar nuestras vidas individuales y colectivas», también en las sedes de los partidos políticos.

La educación y la política son conceptos que están intrínsecamente relacionados. La política es el proceso mediante el cual se establecen las normas y se toman decisiones que afectan al conjunto de la sociedad, mientras que la educación es el pilar sobre el cual se construye el conocimiento y las habilidades de las personas. Una sociedad educada y crítica es fundamental, y es la educación la que proporciona a las personas las herramientas necesarias para analizar propuestas políticas y participar activamente en el debate público. Una educación de calidad y un sistema político justo son fundamentales para construir una sociedad equitativa. 

En estos tiempos convulsos que corren, debemos primar la Política que apueste por el pensamiento crítico y también abrir paso a la reflexión, sin embargo, la mala educación parece en demasiadas ocasiones, haberse adueñado del escenario político y amenaza con dinamitar la convivencia democrática. Asistimos a la proliferación, entre los dedicados a la política, de individuos que si tuvieran que prescindir de ella, difícilmente encontrarían un medio con que ganarse el sustento.

Miseria y grandeza –dos conceptos contrapuestos que caben dentro de nuestra democracia–, permiten que demagogia y grosería campen a sus anchas entre los representantes de la soberanía popular. Es ya obligatorio, simplemente por higiene, exigir cierto nivel de educación a la hora de ejercer el arte de la política, además de un mínimo de ética para convertirse en servidor público, y, tal vez de este modo, la tan proclamada «desafección a la política» iría perdiendo adeptos. La política no puede concebirse y normalizarse como una agencia de especulación en busca de rendimientos personales, sino como un servicio pasajero y no perenne del Bien Común.

Se ha impuesto en los últimos tiempos una siembra de odio y revanchismo ante procedimientos de renovación en el interior de las formaciones políticas, flanqueados y consentidos por el silencio atronador de unos y el beneplácito de otros, evidenciando complejos personales trasladados al mundo de la política que ponen tan de manifiesto aquello de «nadar y guardar la ropa». La política y sus políticos no podemos ni debemos olvidar que el sosiego, respeto, la coherencia, y el sentido común, deben ser las notas características de aquellos a quienes confían su destino los ciudadanos. 

Un, ¿Qué miras, por qué me miras? en un recuento de avales nunca puede dar paso a un episodio inédito de amenaza y agresión. Miseria y grandeza sí, sinsentido de los que practican la primera y orgullo de la grandeza que ejerce Javier AlfonsoCendón al frente del PSOE de León.

Javier Campos de la Fuente es secretario de Educación y Formación Profesional del PSOE de León

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