El sentir de un inmigrante

Yenny Parada R.
09/11/2024
 Actualizado a 09/11/2024

Dejaste detrás toda tu vida para buscar un futuro mejor. Que en tu país te fue difícil conseguir.

La maleta hecha con lo necesario y un gran vacío en el corazón de un futuro incierto.

Con la única fuerza que es la de salir adelante, mentalizado de que tendrás que hacer trabajos duros y a veces hasta sufrir humillaciones para no perder tu puesto de trabajo, ya que el sueldo es de suma necesidad para ti y para quienes con ilusión esperan la remesa que les llega al país para ayudar a sus seres queridos… y así va pasando el tiempo, alimentando ese esfuerzo y pasando a ser un numero de cuenta para quienes reciben la ayuda que con tanto sacrificio ganas mes a mes, sin poder tener una vida propia. Porque te debes a quienes confiaron en ti en algunos casos padres mayores, hermanos pequeños he incluso hijos.

Cada persona tiene su propia historia, aprendes a adaptarte a las costumbres y leyes del nuevo país, también llegas a enamorarte, creyendo por fin haber encontrado un lugar al cual llamar hogar con la única intención de ser feliz. Luchando codo a codo junto a tu nueva familia, que por mas que hables el mismo idioma hay expresiones que no entiendes y nos llegan a ocasionar problemas de comunicación. Después de haberte equivocado unas cuantas veces aprendes a callar y escuchar, para luego preguntar el significado de lo que nos llamo la atención. Tratando de ser uno más en el país de residencia. Sigues la vida con alegría e incluso con muchos sueños que te gustaría cumplir, pero, así como el reloj no se detiene, el tiempo tampoco ha parado, y te consuelas pensando que nunca es tarde mientras el corazón no deje de latir y nuestro espíritu aun nos pida vivir.

La niñez ha pasado junto con gran parte de juventud. Pero también hemos ganado en madurez y experiencia, que solo aprendes en la escuela de la vida, pero te motivan a continuar el camino, que tan convencido estas siguiendo, con el corazón en la mano y la ilusión en el rostro. Lleno de sueños y esperanzas. Poniendo todo tu esfuerzo y optimismo, creyendo en ti mismo. Vuelves a soñar que un día lo puedes lograr, dudando aun de tu validez para retomar tus estudios, te aferras al sueño de aquel niño o joven que un día ilusionado dejó su país, su familia y sus amigos de infancia y vuelves a decir: ¡¡¡Aquí vamos otra vez!!! Pero esta vez con la convicción y la certeza de que será la mejor decisión que pudiste tomar, volviéndose un reto desde que ya han pasado muchos años que dejaste de estudiar, por dedicarte a trabajar sin parar. Pese a ser un inmigrante. En una tierra nueva a la que después del tiempo has llegado a querer como si fuera tuya. En la cual me desempeñaría en varios trabajos. Donde he podido conocer a mas gente buena que mala. Que en cuanto se lo pidas están dispuestos a ayudarte. Entre ellos jefes y amigos, por ellos, también por los inmigrantes y por mí, os dedico estas palabras que a mi me sirvieron mucho. «El mundo es ancho y ajeno y nadie es profeta en su tierra». Porque un día todos juntos podamos contar nuestras experiencias y mostrar al mundo ¡¡que si se puede. Sera el recuerdo que nos quedara de por vida.

¡¡¡Dedicado a mi cuñado el Ingeniero Jorge Gómez y a mi familia, jefes y amigos!!!

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