Sorpresas te da León

Javier Cuesta
16/02/2025
 Actualizado a 16/02/2025

Dejó escrito Bergamín: «El niño Jesús nació en un pesebre, donde menos lo esperas salta la liebre». No sé si en este todavía inicio de dos mil veinticinco debemos calificar el siguiente par de noticias como sorpresa o bien como pequeño milagro tardío navideño, ¡en León! Además, acontecimientos sin duda felices, semi-gozosos, lejos de la calamidad secular que nos asuela (y de eso habrá tiempo para hablar).   

Uno. Lo de que cayese aquí el premio gordo de la lotería en Reyes (¡en León!, este solar en barbecho, este rincón sin restaurar) digamos por resumir que fue algo que la Junta no pudo evitar. El suceso vino a ser como un simulacro del famoso año de bienes, un sucedáneo de la nieve que ya no cae y de las inversiones que nunca llegan. ¿Una broma del azar o cómo alargar algunos días más el festival ‘León Vive la Magia’? Sea lo que sea, fue bienvenida esa titulada lluvia de millones, aunque se tratase de lluvia fina, un hecho anecdótico que no conseguirá enjugar la sequía de tantos años viejos. Temo que la crisis persevere, se alargue y se agrande… y entonces habrá que habilitar un décimo con premio para cada leonés y que el cortinglés no pille confesados.

Dos. Recién estrenado el año, un viernes a última hora de la tarde nos sorprendió ver una cola de gente que esperaba para entrar en la fundación Sierra Pambley y llegaba hasta la Catedral. No eran las rebajas de invierno ni el despacho de doña Manolita, ya que hablamos de lotería; se trataba de ¡la presentación de un libro! Concretamente «El futuro de Europa, cómo decrecer para una reindustrialización urgente», de Antonio Turiel, investigador, divulgador y escritor leonés. Un científico sólido, sensato y humilde, no demasiado profeta en su tierra hasta que a raíz de la dana nos advirtió que el Mediterráneo es una bomba futura. Esta vez alertó del riesgo de nuestros bosques por el furor de la biomasa. Pero sobre todo su mayor empeño es sensibilizar en el movimiento del llamado ‘desconsumo’ o decrecimiento, concienciar en esa idea de que los recursos del planeta se agotan si no se cambia el modelo asociado al capitalismo radical que conlleva despilfarro irresponsable y consumo compulsivo. La abundancia es tener menos. Una línea de pensamiento –preocupación por la ecología, el medio ambiente o el cambio climático– que tampoco es nueva. Turiel lleva años luchando contra los elementos y predicando en el desierto negacionista su convicción de que por este camino el horizonte es negro negrísimo. Por eso fue importante el éxito de su libro. Y sorprendente. Al menos el pasado 3 de enero nuestro compatriota fue Leonés del Día. Algo es algo.

Y entre paréntesis: lo de que uno vuelva a escribir, de cuando en cuando, es algo trivial y un poco forzado por la presión, puesto que el profesor amigo Faraldo (él siempre cañero) insiste en que hay muchas razones para la lucha y el compromiso democrático. Seguro que tiene razón. Añádase, como eximente, la personal fiebre grafómana que no remite y comprenderán que no me quedaba escapatoria. 
La vida te da sorpresas; sorpresas te da León.

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