07/07/2024
 Actualizado a 07/07/2024
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Acaba la semana del orgullo, que significa que julio ya está avanzadito, y yo, turista, todavía no tengo perfilado el verano. Miren que soy de los que no disfrutan improvisando (o más bien sufriendo que otros me improvisen encima) porque incertidumbre es tiempo y tiempo es dinero, pero ha cuadrado así. Algunas ideas tengo, además de la consabida playa y perderme en Babia. Me gustaría visitar la Ciuden, darme un paseo en carrito de golf por las viñas de Valdevimbre y ver a Calamaro tocar delante del pantano de Riaño. Excepto en el último sarao, no creo que me tenga que enfrentar a multitudes de co-turistas saturetas que me lo pongan difícil. No voy a Barcelona. 

Allí sí que tienen bacalao, como en Madrid, Sevilla o Valencia. Sufren a los ‘maletrolls’ haciendo ruido por todos los lados; los hoteles imposibles forzando a dejarse el sueldo a quien tenga que visitarlos para cuestiones médicas, laborales o burocráticas; los pisos turísticos de grandes propietarios expulsando vecinos del centro, las franquicias uniformando los rincones más emblemáticos y algunos servicios públicos copados por visitantes. Por eso en Barcelona siguen con la idea de regular el turismo masivo, con más o menos drásticas soluciones. Problema del próspero primer mundo, pero problema al fin y al cabo es. 

Cada uno de nosotros somos parte de aquel y podemos ser parte de la solución. Menos los puritanos, todos nos vamos de vacaciones (piensa el que vive cómodamente sin mirar por el retrovisor) conque todos podemos cambiar algunas prácticas. Por ejemplo, buscar regiones poco explotadas está bien. Pero no a todo el mundo le vale la tierra de campos zamorana. Quien precise de encantos universales o acaba asumiendo la marabunta, o cambia de fechas o paga como un jeque. Buscar el equilibrio entre estas tres condiciones, viajando un poco menos aunque mejor, puede sonar snob, amigos, pero quizá sea la más operativa de las soluciones. Eso de moverse tanto que el viaje y el sitio a la postre no signifiquen nada más que mera acumulación en la memoria, eso da mucha pena, tú turista.

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