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Unicef, el niño y el organismo

29/12/2024
 Actualizado a 29/12/2024
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Mi antiguo colegio, La Anunciata, ha sido reconocido como centro Referente en Derechos de la Infancia por Unicef gracias a su compromiso al máximo nivel (3) con la promoción de aquellos. Alegrámonos pero no reconocemos sorpresa los antiguos alumnos.

No es nuevo el vínculo de Unicef con el centro concertado de dominicas. Hace más de treinta años ya colaboraban de diversas maneras. Una, quizá ahora paradójicamente censurable, era que hacíamos colectas para la agencia supranacional. Con una hucha y unas pegatas (que también usábamos para el Domund de Cáritas y alguna causa improvisada) recaudábamos callejeramente para la ONU (nada menos). Y así, el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia quedó popularmente connotado como pedigüeño, al menos en el barrio de El Paraíso. Tanto, que «pide más que Unicef» dijo para destacar la inclinación a la súplica del hijo del albañil el hijo de la dependienta al hijo del pastelero delante del hijo de la administrativo (y este último, que era un quedón, lo fijó en la memoria para no emularlo, porque cuando éramos críos algunos cargaban golosinas a diario para merendar mientras otros nos conformábamos con un bocadillo de salchi anhelando aquellos aspitos y triángulos que aquel amiguete no se cortaba un pelo en pedir probar). 

Pero Unicef, el organismo, no pedía ni pide golosinas, sino recursos para paliar parte de la miseria que padecen niños de todo el mundo. Según números del año 2022 son 333 millones que viven en pobreza extrema y 829 millones que viven por debajo del perversamente famoso umbral. Seguro que el organismo, como otras agencias de Naciones Unidas, podría ser más eficiente, más transparente, menos manipulable y manipulador, menos inflitrable por personajes abyectos. Pero habría que tener muy poca visión para no reconocer que una estructura que llega tan lejos nunca será fútil. 

Más que nunca en Navidad, patrimonio de niños y niñas que se levantan por primera vez con sus dos añines y medio para ir a por algo que les dicen les espera, con la respiración acelerada, los ojos no parpadeantes, sonrisa tímida y hablando en la oscuridad con la morosidad de la duermevela, pero también el resto del año quien haga un esfuerzo por mejorar la vida de los pequeños solo puede ser reivindicado. Aunque y porque pidan más que aquel. 

 

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