Secundino Llorente

El uniforme escolar

11/07/2024
 Actualizado a 11/07/2024
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Francia ha dado el primer paso. Allí se empezó a experimentar este año el uso del uniforme en algunas escuelas públicas. El presidente Emmanuel Macron cumple así una polémica promesa para reforzar la autoridad en el colegio y, si funciona, pretende generalizarlo en 2026.

Este conflicto de la vestimenta en los colegios franceses ya viene de largo. Hace cuatro años, el 14 de septiembre de 2020, el colectivo de estudiantes de bachillerato lanzó un «llamamiento nacional» a través de las redes sociales protestando contra los directores de colegios e institutos que pedían, principalmente a las alumnas, vestir correctamente para asistir a clase. En Francia empezaron ese curso muy pronto las clases, cuando aún se prolongaba la meteorológica veraniega y la prensa francesa comentaba que el comienzo del nuevo curso escolar se presentaba muy sexy: «muchas chicas aparecían en sus institutos con shorts ultracortos, escotes impresionantes, sin miedo a dejar al descubierto, más o menos visibles, las prendas más íntimas». Lógicamente, los directores piden a las alumnas que se vistan de una manera más decente. Al no hacer éstas ningún caso, los profesores convocan reuniones con los padres, que tampoco consiguen convencerlas. El problema llegó a ser muy serio. Además, a continuación, y ante el éxito conseguido por estas exhibicionistas sin que pudiera detenerlas ni el mismísimo gobierno francés, saltan a la palestra las alumnas musulmanas presentándose en las aulas vestidas con velos islámicos a pesar de que la legislación francesa prohíbe estos «signos religiosos visibles». En Francia parecía muy difícil «controlar» la indumentaria del alumnado en los centros escolares. La única solución que les queda en aquel momento a los franceses era la meteorología, porque entraban en el invierno y con el frío las niñas se verán obligadas a olvidarse de sus vestidos «sexy». Pero la brecha ya estaba abierta. 

Ahora Francia ensayará el uniforme obligatorio en la escuela para fomentar «el respeto». El experimento durará dos años en colegios y localidades voluntarias y comenzará en septiembre de 2024 en aquellas localidades que se hayan ofrecido voluntarias. Los alumnos de las escuelas e institutos que participen en esta iniciativa recibirán cinco polos, dos jerséis y dos pantalones al inicio del curso escolar. Lo que pretende el ministerio francés de Educación es analizar los pros y contras sobre el uso obligatorio del uniforme escolar en los colegios e institutos públicos galos antes de decidir si lo generaliza a nivel nacional. Esta medida tiene un triple objetivo: luchar contra la desigualdad social y el acoso escolar en los centros de enseñanza y fomentar la laicidad. Siete de cada diez franceses (68%) están a favor del uniforme obligatorio, mientras que el 27% se opone, según un sondeo publicado en octubre. Hay que tener en cuenta que Francia es un Estado laico. La ley de 1905 establece una clara separación entre las Iglesias y el Estado. Y una ley de 2004 prohíbe en los colegios y los institutos públicos «el uso de símbolos o atuendos a través de los cuales los alumnos manifiesten ostensiblemente unas creencias religiosas». Está prohibido, por ejemplo, que los alumnos lleven velo islámico, kipá judía, turbante sij o un crucifijo cristiano grande. También está prohibida la abaya, túnica larga y holgada utilizada por muchas mujeres musulmanas para cubrir totalmente su cuerpo y sus brazos. Los alumnos deben quitarse estos símbolos religiosos ostentosos antes de entrar en clase. En cambio, los símbolos religiosos discretos sí están permitidos. Esta ley no afecta a las escuelas privadas, donde los alumnos pueden llevar símbolos sin problema. Nicole Belloubet, ministra de Educación, comenta: «De entrada, un centenar de escuelas comenzarán voluntariamente la experimentación, que debe prolongarse hasta finales de junio. Otras escuelas podrán sumarse al proyecto, si lo desean. Tras el estudio de los resultados de la experimentación, el uniforme escolar pudiera ser obligatorio a partir del curso 2025/2026». Ya, en este curso pasado, 700 alumnos de las escuelas de Béziers (96.000 habitantes), muy cerca de la frontera de España, han sido los primeros en comenzar la experimentación. Los padres y alumnos recogieron en la alcaldía el kit oficial: una chaqueta ‘blazer’, un jersey, dos camisas blancas, un pantalón largo y unas bermudas. El conjunto tiene un coste de unos 200 euros, que pagaron, de momento, el ministerio de Educación y las alcaldías que han decidido participar en el proceso de experimentación. Las primeras impresiones parecen ser positivas. Chicos y chicas se sienten contentos y aparentemente felices.

Este mantra lo tenemos muy cerca, al otro lado de los Pirineos, y, si Francia en el curso 2025-26 se generaliza y lo impone como obligatorio, es posible que alguna repercusión tenga en España. Mi opinión es que en España es más difícil que este tema cuaje, porque la decisión del uso o no del uniforme en el colegio depende de la autonomía de cada centro, público o privado. El uso del uniforme escolar tiene que estar respaldado por la mayoría de la comunidad educativa y aprobado por el consejo escolar. Esto ya ocurre ahora en muchos colegios privados, pero no creo que esto tenga éxito en ningún centro público. Además, las razones para adherirse los colegios públicos están relacionadas con el impacto positivo en la convivencia y el ahorro familiar que supone. En cuanto al objetivo de combatir el separatismo islámico, que ha movido la decisión de Macron, nuestros expertos consideran que, aunque en el uniforme hay un elemento importante de igualación, en España no existe el problema con la vestimenta en términos religiosos en los entornos escolares. No creo que ningún centro público se meta en ese avispero y opino que los que se arriesguen a intentarlo van a salir escaldados.

 

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