11/08/2024
 Actualizado a 11/08/2024
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La ELA se ha llevado a Ursi, Ursicino Sánchez Barrera, de Prioro, irrepetible e inolvidable personaje de un ambiente audiovisual leonés que hoy se nos antoja prehistórico. Y, por qué no decirlo, de aquella noche bohemia y ochentera que nos permite decir que aquí también tuvimos nuestra particular «movida».

Soy el menos indicado para ofrecer una semblanza de Ursi y para hablar de aquel ambiente, llegué demasiado tarde. No pretendo hacerlo. Pero hay personas que te marcan, y sientes que no puedes dejar que se vayan sin despedirte.

Conocimos a Ursi en 1995, mientras trabajaba en ‘Estirpe de Tritones’, integrado en aquel insólito equipo de rodaje que se creó alrededor de Julio Suárez y Florencio Aparicio, capaz de sumergir un submarino en un río truchero sin salir de una nave de El Portillo y sin efectos digitales. Después trabajamos juntos en ‘Guzmán Goodman’, él como ayudante de dirección, que es lo que siempre había hecho para Florencio Aparicio, Flores, en algunos trabajos históricos, como el vídeo de Los Flechazos ‘Viviendo en la era pop’. Siempre de negro, con el cigarrillo en la mano, en segundo plano, como buscando que no se le notara el talento.

En 1998 accedió a editar un documental que rodé con Gonzalo González en su estudio ‘La Cuchara’, a pesar de lo poco que podíamos pagarle. En aquellas sesiones de montaje, que solían prolongarse en el pub Layla, el Berlín y el Platón, Ursi nos enseñó sus propios trabajos: ‘Las Muñecas’, o el corto que homenajeaba a su adorado Truffaut trasladando a León ‘Los 400 golpes’… Espero que alguien se ocupe de que no se pierdan y que podamos volver a verlos.

Hay quien dice que el arte es un espejo, que ni el autor ni la obra son especialmente relevantes, sólo la capacidad de ésta de reflejar lo que el espectador tiene dentro. En los días en que montábamos aquel documental se colocó en Santo Domingo ‘La Negrilla’ de Amancio González. Se oían muchos comentarios negativos sobre aquella escultura. Ursi, que era de pocas palabras, dijo que le gustaba. «Si alguien quiere tender la mano a un ser caído, ahí lo tiene», dijo. No sé si era esa la intención de Amancio, pero aquella tarde ‘La Negrilla’ reflejó lo que Ursi tenía dentro: ternura y bondad. Descansa en paz, amigo. Sé que volveremos a vernos.

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