Una vez más –y van ya unas cuantas–, León ha vuelto a gritar que ya está bien, que está harto de que le tomen el pelo… Miles de personas se echaron a la calle el pasado domingo, bajo el lema ‘más soluciones y menos cuentos’, para denunciar desequilibrios territoriales, falta de inversiones en nuestra tierra, una más que alarmante sangría poblacional… y, así, un largo etcétera. Y eso no es poco decir, sobre todo teniendo en cuenta, no solo lo difícil que es movilizar –en general– a los leoneses, sino, sobre todo, que llevamos más de cuarenta años alzando la voz sin que nadie –de los que tienen capacidad para tomar decisiones, digo– nos haga ni puñetero caso; y eso hace perder la esperanza a cualquiera… Pero, aun así, no se ceja en el empeño…
Ya ha salido este tema aquí en varias ocasiones, pero todo sigue igual. Peor, a decir verdad, porque cada día que pasa –los datos son incontestables– nuestro futuro se vuelve más negro… y eso, sin entrar en lo que tiene que ver con cuestiones identitarias, que es, si cabe, aún más preocupante. No me cansaré de repetirlo: la única manera de poder revertir esta situación pasa por un nuevo marco territorial, por salir de esta comunidad autónoma –en la que, te recuerdo, nos metieron en contra de nuestra voluntad– y constituir una autonomía propia en la que seamos los leoneses quienes gestionemos, sin cortapisas, nuestro futuro.
Esa histórica reivindicación, la de una autonomía para León, estaba presente –y eso que no era el fin de la convocatoria– en la manifestación del pasado domingo. Y también en la inmensa mayoría de los leoneses, sean del color político que sean, como ha quedado ya de manifiesto, sin ir más lejos, en las mociones leonesistas aprobadas –a pesar de las presiones– en decenas de ayuntamientos y en la Diputación provincial.
Antes de ayer, al día siguiente de la multitudinaria manifestación leonesa, el ministro de Transportes anunciaba una inversión de 253 millones de euros para la estación de tren… de Valladolid…