Parecemos principiantes, lentos, sin rumbo y escasas ideas. No hemos sido capaces de reaccionar al ninguneo del mastuerzo pelirrojo para la negociación por Ucrania, y ya nos cascó otro soplamocos con el ‘shock de Múnich’. Cuando venga la de esta semana, aún estaremos decidiendo como asimilar los aranceles. Nos ve débiles, sin voz ni contundencia, sin capacidad de decisión y sin plan alternativo a la gran potencia. Hemos tenido tiempo para dibujar Europa como una potencia parcialmente autónoma y no tan subalterna de los designios del votante de Wisconsin o Michigan. Pero no, y tal vez sea tarde.
Hemos topado con que nuestro principal aliado occidental ha vuelto a elegir a un pendenciero educado por Roy Cohn en el Nueva York de los 80. Uno que somete o negocia, y que sólo se pliega a esto último si antes hizo lo primero. Uno que sólo da la mano al que ve como igual, o colega. Le somos ajenos al mundo bipolar actual; EE UU, China y sus respectivos satélites. No somos nadie al no tener una fuerza militar comparable, pero sí una gran potencia económica a la que quiere subyugar.
Lo de Vance no deja ser la enésima demostración del giro; los nuevos EE UU ya son un enemigo que tienen como objetivo desestabilizar la UE para luego recoger sus pedazos. Ha abrazado los movimientos proxy de Putin para, con la ayuda de Musk, destruirla desde dentro. En Ucrania no tiene nada que ganar por lo que se la trae al pairo la lucha, los muertos, la soberanía y la democracia; sólo que tenga lo suficiente para hacerse con su gas y sus tierras raras. Y Zelenski al trullo por no plegarse a lo del hijo de Biden.
Era probable la vuelta de Trump, o que al menos, ya no éramos tan importantes para ellos. Sin embargo, no nos organizamos, ocupados de pequeñeces, situando títeres vacuos en los puestos europeos y a rebufo de otros en una invasión de aquí. Ahora tenemos a Canadá buscando alternativas o Reino Unido mendigando. No llegamos estudiados, siempre pasivos y pusilánimes. ¿Dejaremos de ser el viejo continente (en todos los sentidos) o simplemente nos dejamos someter? Sólo hay esas dos opciones.