Vivir en la ignorancia

Nos tapamos los ojos para vivir instalados cómodamente en nuestro egoísmo, ciegos de todo conocimiento parece que nos mantiene a salvo del dolor, vivir en la ignorancia nos hace fuertes en nuestro narcisismo pero desgraciadamente no nos evita la realidad de dónde estamos y a dónde vamos.

Podemos mirar hacia otro lado para que los datos y las cifras que nos sitúan en los últimos lugares del país no nos perturben, los podemos evitar para no caer en la más mínima reflexión, porque, qué interés tiene saber que nos digan que León es el municipio con menor tasa de actividad del país, con el 49,4 por ciento entre la población activa y la población en edad de trabajar, dato que puede quedar para la estadística como una pintura gráfica esperando ser expuesta en el Musac. Qué interés tiene que nos digan que León y su alfoz pierden 18000 habitantes desde el 2010, entre los que se van, los que fallecen y los pocos que nacen, tampoco nos deben preocupar estas cifras, ya que da la sensación de que cuantas menos personas pueblen la ciudad más mejora la tasa de desempleo y al final todos felices esperando el atardecer de un verano tardío cogidos del brazo paseando por la Calle Ancha a golpe de bastón o volver a la Plaza del Grano recién inaugurada entre hierbajos y arenilla. Pero no seamos catastrofistas, ya hemos conseguido por fin entrar en el Corredor Atlántico como si entrásemos en el corredor de la muerte, eso sí, siendo centro logístico secundario que lo principal se lo dejamos al eje Valladolid-Burgos, no se vayan a enfadar quienes firmaron el famoso acuerdo Marco para la Competitividad donde se escondía esta prioridad.

Más datos no, por favor, bueno uno solo más, que una junta vecinal con sus cinco únicos habitantes inauguren un teleclub y declaren La República Independiente de Paradilla de Gordón, es para darles la enhorabuena y tomar buena nota de por dónde tienen que ir los tiros.