Llamaron a mi puerta
con manos piadosas
y lluvia en el alma.
Acudían de otras ciudades:
de las que resplandecen,
de las que no figuran en los mapas.
Jóvenes y resueltos,
como jinetes brotando de la tempestad.
Testigos de lo indescriptible,
la mirada pura,
su coraje,
la sonrisa en los labios.
No preguntaron quién era,
cuál era mi patria,
solo entraron en mi casa,
la limpiaron de sangre
y me abrazaron en la oscuridad.
Voluntarios
16/11/2024
Actualizado a
16/11/2024
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