Tras un trayecto con algunas turbulencias el hombre Falcon ha tomado tierra en las pistas de aterrizaje de la Moncloa con más facilidad y tranquilidad de la esperada por todos, incluso por él mismo. Es más, algunos pensaban que desde la torre de control de las urnas se le iba a pedir que desviara su rumbo para aterrizar como mucho en la calle Ferraz, pero contra todo pronóstico la climatología no le fue adversa, desplegó su tren de aterrizaje y mientras miraba por las ventanillas a izquierda y derecha se colocó sus gafas de aviador para hacer una bajada triunfal por las escalerillas de su avión.
¿Y saben quién estaba esperándole entusiasmado ofreciéndose a llevarle el equipaje y colaborar en todo lo que el nuevo comandante de España le pida? Ni más ni menos que el soñador de Galapagar, que hace no mucho tuvo la visión de un ‘sorpasso’ morado y que ahora se ha quedado en un simple personal de tierra de apoyo o como mucho en un azafato que pueda acompañar al piloto Sánchez en su nueva travesía. Ahora seguro que se arrepiente de no hacer caso de aquellos que le dijeron que lo ideal es mantenerse fuera de las nubes, ya que las montañas están escondidas detrás de ellas esperando a que te estrelles contra ellas.
Y mientras este domingo el Falcon de Sánchez iba a velocidad de crucero, el novato Casado veía cómo en su panel de navegación se encendía una luz roja que le avisaba de que uno de sus motores dejaba de funcionar, lo que le obligó a hacer un aterrizaje de emergencia en Génova. Menos mal que la calle estaba vacía y no hubo heridos de importancia, quitando los arañazos del propio Casado y las lesiones de los copilotos Javier Maroto y Teodoro García Egea, a quienes su jefe les ha pedido que se recuperen en casa de sus heridas, evitando que le acompañen en el nuevo viaje del próximo 26 de mayo. En estos momentos en el PP se está escuchando la caja negra para ver dónde ha podido estar el problema y si ha podido haber algún sabotaje. Aunque quizás el problema puede tener su origen en que el anterior piloto saltó en paracaídas en pleno vuelo dejando a los mandos durante diez meses a Sánchez, en vez de haber pulsado el piloto automático de elecciones anticipadas.
Por su parte, la pareja Rivera y Arrimadas despegaban a primera hora del domingo en un biplaza con un cielo totalmente despejado y con el aire de cola, pensando que les iba a servir para adelantar al avión de Casado pero al final no pudo ser. Planearon aprovechando las corrientes de aire mucho mejor que hace unos años, pero no lo suficiente para entrar en el hangar que tiene el cartel ‘líder de la oposición’. La duda que queda en el aire es si van a tener otras condiciones tan favorables como las de este último viaje para conseguir aterrizar más lejos que Casado o si quizás han perdido su gran oportunidad.
Por último, había quien preveía que este domingo se vería por los cielos un F-18 rompiendo la barrera del sonido y haciendo historia, pero el estruendo esperado se quedó en una música de fondo al ritmo de Manolo Escobar y su ‘Que viva España’ o ‘El novio de la muerte’. El General Abascal pensaba que podría derribar a varios de los aviones que tenía a su izquierda, a la derecha el horizonte está totalmente despejado, pero en tierra alguien se equivocó de armamento y le pusieron el utilizado para las maniobras y no el de fuego real.
Ahora los cinco aviones están siendo revisados por los mecánicos y poniéndolos a punto para el despegue y aterrizaje del próximo domingo 26 de mayo. Y quién sabe si para alguno de los pilotos será su último viaje si no consigue enderezar el rumbo de su nave y se encuentra con una tormenta que le haga perder su plan de vuelo y le lleve hasta el Triángulo de las Bermudas de la dimisión. Y es que ya se sabe que la probabilidad de sobrevivir es inversamente proporcional al ángulo de descenso. A mayor ángulo de descenso de votos, menores posibilidades de supervivencia, y viceversa.
Y el Falcon aterrizó en La Moncloa
02/05/2019
Actualizado a
12/09/2019
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