Mi padre siempre me habla de Juan Morano Masa, el alcalde de León de 1989 a 1995. Me relata como en su época de senador en el ocaso de su trayectoria política se desplazaba por Madrid en los ferroviarios lomos del Metro prescindiendo de los pomposos trajines capitalinos. Siempre digo que a la mayoría de los políticos les falta coger más el transporte público; subirse al autobús en la inauguración de una línea no cuenta.
Asistimos a una desconexión sin precedentes de las élites del resto de la ciudadanía, cuarentena vital que ha sido el virus que ha incubado el populismo en todos los rincones. Se ha acusado recientemente a José Luis Rodríguez Zapatero de estar desconectado de la realidad a colación de su deseo de impulsar la provincia de León a través del replanteamiento de las diputaciones. Ojalá el ex presidente fuese el único con el síndrome egocéntrico que sufren muchos dirigentes. La vorágine burocrática e institucional retiene en una cápsula existencial a los que entran en contacto con las enmoquetadas pasarelas de los barrocos edificios legislativos. No conocen la sociedad en la que viven, con disimulo aparentan sentirla y pensarla pero en realidad levitan como si fuesen de otro planeta; los políticos no vienen de Marte pero muchos terminan abducidos por el universo del poder.
Acabamos de asistir a los fracasos de Emmanuel Macron en Francia y de Rishi Sunak en Reino Unido. Si el presidente galo apostó todo a su inteligencia y a su elitista educación encarnándose en una deconstrucción de Luis XIV para seguir controlando la política francesa, el ya ex primer ministro británico no abandonó el boato prematuro haciendo comentarios tan surrealistas en los que destacaba que él pasó una infancia dura porque no tuvo televisión por cable; los británicos siempre le han percibido como un aristócrata jugando a ser político.
Uno de los factores que determinan que Pedro Sánchez siga gobernando España es que aparentemente conoce mejor la heterogeneidad patria que el Partido Popular, es un error que esté desconectando de la realidad leonesa.