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Otegi y su pasamontañas

23/10/2021
 Actualizado a 23/10/2021
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No entiendo cómo hay gente a la que le ha sorprendido las dos caras del gran defensor de la paz y de la libertad Arnaldo Otegi. ¿Pero de verdad que alguien pensó que al quitarse el pasamontañas nos mostraba su rostro real? Es alarmante el virus de la desmemoria que asola a este país, en el que las víctimas son maltratadas y los verdugos se aprovechan de las bondades de nuestra democracia.

Una vez más Otegi y sus secuaces tienen un doble discurso, el que utilizan de cara al público disfrazándose de ciudadanos supuestamente arrepentidos y el de verdad, el que vociferan en privado como en la reunión de Eibar de hace unos días, en la que dejó claro que lo único que le importa es sacar de la cárcel lo antes posible a los asesinos que mataron a las víctimas a las que unas horas antes, les dedicó unas palabras diciendo que sentía su sufrimiento y que éste nunca debió producirse.

Sus falsas palabras de arrepentimiento fueron aplaudidas por un gran coro de palmeros, a los que estoy esperando todavía escuchar que digan algo tras las declaraciones asquerosas y repugnantes del día después. Situación que tampoco me extraña y que demuestra la calaña de la que están hechos. Tras una declaración inicial de algún representante del Gobierno llena de buenismo, posteriormente desde Moncloa y de manera acertada se ha exigido a Otegi y a los suyos que pasen de las palabras a los hechos. Y fíjense si les han hecho caso. De las palabras vacías sobre el sufrimiento de las víctimas han pasado a los hechos, a lo que quieren realmente, que es presionar al Gobierno para que haga unos cambios legislativos que permitan a un gran número de presos de ETA salir a la calle antes de lo que marca la ley actual.

Nunca se debería dejar de un lado a las víctimas y a sus familiares y en este país somos testigos de lo contrario. Vivimos en una sociedad enferma y repugnante cuando tenemos que ver cómo son recibidos como héroes en sus pueblos asesinos de ETA con un gran número de cadáveres en su mochila. Pero miramos para otro lado. ¿Dónde están las miles de personas que salen a las calles para manifestarse por otro tipo de injusticias? ¿Se imaginan qué ocurriría si por ejemplo a los asesinos de Diana Quer o del niño Gabriel Cruz o a los miembros de ‘La manada’ se les recibiera con todos los honores en sus pueblos? ¿Por qué no ponen esta misma maquinaria al servicio de esta causa cuando sucede cada uno de estos homenajes a los terroristas en tierras vascas? No lo sé, pero a veces pienso que hay víctimas de primera y víctimas de segunda y eso, es muy triste.
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