Por sus bolas los conoceréis

13/02/2020
 Actualizado a 13/02/2020
13-02-2020-a-la-contra.jpg
13-02-2020-a-la-contra.jpg
Ya sé que también por sus obras, que es un clásico lo de «por sus obras los conoceréis» y también viene a ser una maldición pues en estos tiempos de charlatanes, viajantes de humo, ambulantes de la nada y vendedores de rabos de nube casi nadie pide que le juzgue por sus hechos. Los unos porque no les interesa para nada este baremo y los menos porque a quien le refrendan los hechos no está preocupado de cantarlo a los cuatro vientos, se ve.

Lo de por sus bolas sólo era un juego de palabras pues, a veces, en cualquier detalle está escrita una pequeña historia. Por ejemplo, en las bolas. Están jugando a los bolos pero no al bolo leonés, el de media bola, sino a otra modalidad que muchos creen solamente asturiana. Pues no. Están jugando al bolo riañés, que aquel pueblo anegado, aquella comarca ganadera también en esto era especial y allí jugaban con bola redonda... hasta Las Salas, que era la frontera ‘bajera’ y por eso en este pueblo había dos boleras y dos concursos, el del bolo leonés, cuyo dominio acababa allí, y el del riañés, cuyo dominio empezaba allí y llegaba hasta Picos de Europa.

Puede parecer una tontería el detalle pero puede viajar muy lejos. Los estudiosos de ese pasaje cervantino de «En un lugar de las montañas de León tuvo principio mi linaje» suman argumentos diversos para llevar al gran Cervantes a nacer a estas montañas o, cuando menos, a mostrar que era un profundo conocedor de ellas. Uno de los argumentos repetidos por todos es que en otro pasaje habla de «birlar a los bolos», algo muy propio de este bolo riañés y su forma de practicarlo.

Dan mucho de sí dos bolas y sus bolos.
Lo más leído