Quinta, décima y primera

Lo que cuesta hablar de la identidad de uno mismo. Dar con la pregunta transcendente que se va a quedar dando vueltas en definiciones opacas de las que te hacen entender por qué las meigas siempre aciertan al leer la línea de la vida. Es difícil quedarse con tu propia cara o cruz. Mejor las dos y las vamos cosiendo con el mismo hilo, hilván arriba hilván abajo. Soy a ratos. Pis pas. Es la respuesta de un Bierzo al que le tiran de las manos desde todos los frentes y él, tan bien amado y de buen comer, se deja querer. Sus curvas se han incrustado en territorios dispares y la historia se ha hecho musgo en ellas para sacar la cabeza de presente de vez en cuando. Galicia le tira. El acento le delata y la amistad se ha hecho fuerte cuando necesitaba un abrazo, a veces enamorado. Fuente de Oliva sintió ese palpitar al darle la mano. De olvidada a querida en un perímetro a dos. Cervantes le dio la llave y fuelle a esa «quinta» provincia gallega que necesitaba «folgos». Y el aire que cogía la de Balboa se le atragantaba a León que ya se veía recortado a tijera y con reprimenda por haberse abanicado con las necesidades de un enclave ancarés que se unía más a las feiras galegas que a los corros leoneses. Segregación fue la palabra que movió el tablero. Rexurdimento, se escuchaba desde el corazón de la «quinta» . El hueco estrecho fue ampliando miras y, mientras se abría paso a la gallaecia, aparecía la «décima». Solo había que dar un giro de brújula al este. Ahí una Castilla con su León o con su zarpazo.Nueve provincias y una comarca, territorialidad identitaria facilota si a uno no le preguntan ¿y tú de quién eres? Respuesta: ¿tienes tiempo? Somos quinta, décima y primera de un grupo de 38 ayuntamientos. El Bierzo es pasto del paraíso y fábrica de sueños. Es lo que los suyos quieren que sea y no un desierto que jugarse a las chapas. Se acabaron las miradas de reojo al rumbo. Ahora el Bierzo alza la voz y se quita la corbata impuesta. (Pase pase, que es su turno).