Reinventarse o morir

Goethe decía que «la originalidad no consiste en decir cosas nuevas, sino en decirlas como si nunca hubiesen sido dichas por otros». Cuántas veces habremos pensado, en el arte y en la vida, que ya todo está dicho, escrito, inventado y seguramente es cierto, pero eso no ha de suponer en absoluto el principio del fin de la creación, sino la oportunidad de renovarla desde otro ángulo. Siempre cabe la posibilidad de hacer surgir nuestra propia voz y un lenguaje nuevo que cambie enfoques, mentalidades, tiempos. Toda nueva era necesita su revolución.

Estos días he leído el último libro del escritor madrileño Justo Sotelo, ‘Poeta en Madrid’, que ha sido publicado recientemente por la Editorial Huso y sorprende, lo que no es fácil a estas alturas, por su perspectiva, la hibridación de géneros y una versión del arte completamente interdisciplinar. Su protagonista, Gabriel Relham, es un poeta que busca la salvación de la literatura en una era que parece condenarla al olvido. Por eso trata de hacer algo distinto, la novela es también teatro y poesía, música, un fotograma de cine, el fantasma de un bufón. El último bohemio se pierde para encontrar la salida en un bosque por el que ya transitaron Borges, Shakespeare, Mahler, Puccini, explora, medita, renace, se reinventa para no morir en la época de Facebook, Twitter o Instagram. Lo único que parece ser inmune al cambio perpetuo es el amor. El amor en su sentido más amplio. Amor por un pájaro sagrado, el ‘simourgh’, por la música, por uno mismo.

Habrá cosas inmutables, pero lo cierto es que tendremos que adaptarnos a ese mundo desconocido en el que nada será como antes. ¿Es esto el inicio de una nueva era? La respuesta es ‘sí’. La pandemia sólo ha acelerado el proceso. Nada volverá a ser igual y las soluciones tradicionales ya no son válidas. Tendremos que ser más versátiles y adaptarnos, como siempre nos ha exigido la naturaleza. Reinventarnos o morir.