"Cuando se desprecia a Dios, al ser humano le falta el fundamento"

El Obispo de la Diócesis de Astorga, Juan Antonio Menéndez muestra su preocupación por la falta de cristiandad actual

Mar Iglesias
25/03/2018
 Actualizado a 15/09/2019
Uno de los encuentros del Obispo de Astorga con la prensa. | P.F.
Uno de los encuentros del Obispo de Astorga con la prensa. | P.F.
Hace tres años que recibió el nombramiento de Obispo de la Diócesis de Astorga para suceder a Camilo Lorenzo Iglesias, y su primer apodo fue el de ‘obispo minero’. Su procedencia asturiana y sus primeras frases en apoyo al sector subrayaron el calificativo que lleva con orgullo, aunque se define más bien como agricultor de cuenca minera. A sus 61 años quiere recuperar a los cristianos que han arrinconado la fe y reagrupar las parroquias para que todas ellas tengan atención eclesiástica. En estos momentos hay 130 párrocos en la Diócesis para atender a 970 parroquias, aunque casi 200 están a punto de desaparecer. La cifra perfecta de curas para ellas estaría en los 150, según Menéndez.

– Llegó para suceder a Camilo Iglesias yya de inicio su sobre nombre fue el obispo minero ¿le agrada que le llamen así?
– No soy minero, más bien agricultor, pero de cuenca minera, por eso no me desagrada el calificativo.

– Dos años y algo más como Obispo ¿qué balance hace de este paso por la Diócesis?
– El balance es muy positivo. Todos me han recibido con mucho afecto y cercanía. Me siento muy cómodo. Ha habido dificultades porque la Diócesis tiene algún problema, el más grave es la despoblación y el abandono de los pueblos y de parroquias que en los próximos años van a quedar vacías, algo que me preocupa. También me preocupa la descristianización, como está sucediendo en toda Europa, sobre todo en las capas más jóvenes de una manera especial.

– Siempre se habla de otro problema, el de la falta de párrocos, no sé si eso comienza a solucionarse…
– Realmente es un problema. Si el baremo lo hacemos párroco por población tenemos suficientes. Pero el problema está en la estructura que hemos recibido del pasado. Mil parroquias que no tienen gente y hay que reagruparlas de alguna manera para que tengan una pequeña comunidad cristiana en esos lugares, porque, si no, no avanzamos de cara al futuro. Siempre sería bueno tener más sacerdotes y jóvenes.

– ¿La solución en la actualidad podría ser esa reagrupación?
– Sí, en algunos sitios han empezado una estructura nueva de atención pastoral. Yo quiero que todas las iglesias se abran los domingos para escuchar la palabra de Dios y hacer oración, pero que no esperen al sacerdote, pueden hacerlo los seglares del lugar.

– ¿En la comarca del Bierzo es un problema más acuciante?
– En todos los sitios está de una manera parecida. Hay algunas parroquias en las que no hay nadie ya.

– ¿En Ponferrada tenemos el Seminario Menor ¿está funcionando para atraer a nuevos párrocos?
– Sí. Tenemos un grupo de adolescentes que manifiestan su interés en ser sacerdotes y los estamos educando en su libertad para elegir su vocación, si Dios les llama a vivir esa vida cristiana. Ese seminario tiene 14 adolescentes y algunos pasan al Seminario Mayor.

– También se habla de la falta de creencias, que se dejan a un lado ¿eso se deja notar y de qué manera?
– Avanza una falta de fe, tal vez por el ajetreo de la vida actual, que nos deja poco tiempo para pensar y reconciliarnos con nosotros mismos y encontrarnos con Jesucristo resucitado que vive en medio de nosotros y que es el que nos da la alegría de la fe. Esto está sucediendo en toda Europa y creo que las consecuencias no las percibimos aún, pero en un futuro serán más visibles todavía.

– ¿Cuáles podrían ser esas consecuencias?
– Cuando se desprecia a Dios en la vida, al ser humano le falta el fundamento. El ser humano no es un saco de células, es espíritu y si no se cultiva esa parte fundamental de la persona, se queda sin orientación. Esto afecta a la vida de las personas y a la sociedad, que si le faltan los valores fundamentales y el sentido de a dónde voy y de dónde vengo, repercute en la organización social. Si lo que manda solo es el Dios dinero, tenemos un problema de humanidad.

– ¿Influye esa parte menos grata de la iglesia con casos de pederastia declarados, corrupciones en algunos foros, o comentarios machistas en algunos casos?
– Evidentemente los pecados de la iglesia influyen y dificultan el mensaje de Jesús. En este tiempo de cuaresma se nos llama a ser coherentes con la fe que procesamos. Estos casos que están en contra del mensaje cristiano y realizados por cristianos, alejan a los creyentes. El mensaje de la iglesia es siempre claro, llamar a la conversión y que nuestra vida sea lo más coherente posible con lo que profesamos. Pero somos humanos y por tanto pecadores.

– Pero esa situación ha comenzado a cambiar…
– Sí. La iglesia tanto en los casos de pederastia como en los de corrupción ha tomado decisiones drásticas y duras de manera que se castigue de la manera correspondiente y se prevenga que en el futuro no sucedan estas cosas.

– Incluso usted hablaba de formular un protocolo de actuación para tratar con menores, para evitar ciertas situaciones.
– Sí. Hemos hecho un protocolo de actuación para quienes tienen trato con menores para que sepan cuáles son las leyes canónicas y civiles y que les sirva de guía para tener una relación con los menores, de manera que sean respetados siempre.

– ¿Otro de los problemas que muchas veces sale a la luz es el deterioro del patrimonio que es de la iglesia ¿considera que las administraciones están cerrando los ojos ante ello señalando a que no es el propietario de ciertos bienes?
– En la Diócesis, en las últimas décadas se ha hecho un gran esfuerzo de conservación de iglesias y monumentos, con ayuda de la administración, pero es tan inmenso el patrimonio que alguno está abandonado desde hace siglos, sobre todo desde la desamortización. A veces se piensa que ¿para qué se va a recuperar cierto patrimonio si tal vez no queda gente en el pueblo y hay varias iglesias?. Ahí no se le ve utilidad. Pero hemos colaborado con las administraciones poniendo al día el patrimonio. A todo no llegamos, pero hay muchos monumentos que hemos podido restaurar.

– ¿En el Bierzo hay alguno que corra peligro o que esté entre sus prioridades reparar?
– Sí, la iglesia de San Esteban de Valdueza. Estamos trabajando para que ese templo, de los más abandonados que he visto, siga adelante. También el Monasterio de Vega de Espinareda queremos irlo restaurando progresivamente, porque, tras ser colegio, se ha abandonado.

– Llega la Semana Santa, a veces se critica que no sea tan devota como debiera porque es su propia naturaleza…También este año especialmente hemos vivido en Carnaval más mofa hacia las religiones e incluso alguna multa por esas burlas ¿qué le parece todo esto?
– Esta dinámica que se está tomando de mofaa la Iglesia es consecuencia de la falta de fe por una parte, pero también de una falta de no entender la libertad religiosa y de pensamiento, que es un derecho fundamental que a veces tiene colisión con el derecho de la libertad de expresión, que debe tener como límite el respeto a la otra persona. Lomismo que la libertad religiosa tiene como límite el desorden público. Espero que la gente que protagoniza estos capítulos entre en razón, porque se puede hacer algo gracioso, pero no hacerlo con la intención de herir.

– ¿Cuál es su consejo para vivir estos días de celebración religiosa?
– Que la gente participe en las celebraciones litúrgicas, que los cristianos vivamos de una manera especial la vida cristiana en el fundamento de nuestra fe, que Dios vive entre nosotros y nos da alegría y motivo de gozo y de entrega a los demás.

– ¿Qué objetivos se marca para los próximos años?
– Tenemos un plan pastoral que estará en vigor los próximos cuatro años y nos hemos marcado tres retos. En primer lugar llamar a la puerta de estos cristianos que han abandonado la vida de la fe y que quieren conocer más profundamente esa fe. Queremos que la renueven y descubran la alegría de creer y que vuelvan a participar en la vida de la iglesia. Queremos también profundizar en la vida cristiana de aquellos que viven la fe, mejorándola y dando testimonio de nuestra solidaridad con los más necesitados. El último objetivo es reorganizar las parroquias de la Diócesis, de manera que se puedan agrupar varias para asegurar que haya un grupo de cristianos que den vida a esa zona y se sientan hermanos.

– ¿Creeque la iglesia tiene futuro?
– Por supuesto, probablemente no sea una iglesia como la que hemos vivido, de masas, pero sí como el señor nos ha dicho que seamos que tenemos que ser la levadura y el sabor, no la masa.
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