Los héroes invisibles de San Martín ponen a punto los pasos de Minerva

Un trabajo a contrarreloj marcado por la delicadeza del empedrado de la Plaza del Grano y el cariño de sus integrantes hacia la cofradía

16/04/2025
 Actualizado a 16/04/2025
Una mujer limpia el trono del Lignum Crucis. | SAÚL ARÉN
Una mujer limpia el trono del Lignum Crucis. | SAÚL ARÉN

Ya ha pasado el mediodía del Martes Santo y San Martín aguarda con ansias uno de sus días grandes. Las balconeras de Minerva y Veracruz lucen espléndidas en varias casas del barrio y la Plaza del Grano acoge cierto trajín de adultos y chavales vestidos con un chaleco morado. Pertenecen al equipo de montaje de la cofradía y se afanan en dejar todo listo para la procesión de hoy, la de la Virgen de la Amargura. 

Unas 40 personas han parado para descansar y comer un bocadillo junto con un refrigerio que les reponga las fuerzas necesarias para continuar la complicada e importante labor de la puesta a punto de los pasos. En la carpa, posada sobre el empedrado del Grano con dos grandes cartelas con el emblema de Minerva, se encuentran seis tronos, algunos de ellos con las imágenes ya bien atornilladas y otros a la espera de que sea su turno. Alicates, muchas cajas, flores apiladas y un bonito desorden presagian que algo grande está por venir. En el patio de las Carbajalas están el Lignum Crucis (que este año estrena una nueva cruz), la Virgen de la Amargura y el Cristo de la Humillación y la Paciencia. Ninguno de ellos está terminado aún. 

Institucionalización del grupo

Por la zona meroeaba Manuel López Becker, imaginero, abad honorario y creador del grupo de montaje de esta penitencial en 1996. “Esto era un batiburrillo, nos decían que éramos un grupo de amigos que veníamos y montábamos la procesión y que había que institucionalizarlo, así que lo hice yo”, comenta. “Se hizo un listado con los que montábamos y a partir de ese año siempre ha sido así”, prosigue. 

El grupo de montaje es una actividad completamente desinteresada. No cobra nadie, es algo “devocional y vocacional”. Minerva inicia siempre su Semana Santa el Lunes Santo con la procesión de La Pasión y, en años impares como este, finaliza la tarde del Viernes Santo con el Entierro, con lo que el trabajo es doble. “Esto va desde el Lunes hasta el Sábado Santo, hay que mover desde el primer tornillo hasta la última imagen”, explica al tiempo que incide en que tienen que llevar todo a brazo para no estropear el histórico suelo de la Plaza del Grano. “Las palizas son portentosas”, opina Becker, “pero se hace mucha cofradía y engancha. Es como una gran familia”. 

El trabajo que se realiza en todos los grupos de montaje es arduo y laborioso. Todo tiene que estar muy bien medido: «Con el movimiento de tronos e imágenes es fácil que haya algún accidente y hay que tener cuidado», advierte el abad honorario de Minerva. «Hay pasos que pesan mucho y tienes que saber muy bien qué vas a hacer y cómo lo vas a hacer». Pero, sin duda, lo más complicado es el momento de «subir las imágenes a los tronos, por el volumen y el peso de algunas de ellas». 


Grupo de adorno floral


Entre todos ellos se hace hueco el grupo de adorno floral de la cofradía, que está conformado mayoritariamente por mujeres y se encargan de disponer el exorno de tal manera que las imágenes pujadas sobresalgan aún más. En ese preciso momento, era el almendro de la Amargura el que centraba todos los esfuerzos de unas cinco personas. Hasta hace seis años este servicio estaba externalizado y se encargaba a una floristería, pero desde entonces, y con el objetivo de “ahorrar dinero”, “lo hace gente de la cofradía”. “Es un proceso evolutivo”, dice Becker, “el primer año no salió tan bien pero ya cada vez sale mucho mejor”. 

El grueso de las flores de la procesión de hoy aún están esperando en cubos llenos de agua, todas perfectamente cuidadas  y dispuestas por color y tipo. Su turno llegará por la tarde, aunque algunos pasos como el Cristo de la Salud ya las tienen listas. 

En el patio de las Carbajalas la cosa está mucho más tranquila que en la carpa. Cierto es que el número de pasos es mucho menos que fuera. Allí, aún están limpiando algún que otro trono y los diversos enseres que posee la cofradía, como banderas de pasos, faroles e incensarios. Lo que está claro es que algo grande está por suceder en ese barrio tan de León, que vuelve a citarse con su Amargura un Miércoles Santo más.

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