No pudo ser. La escena de hace dos años se repitió este Lunes Santo en San Marcelo con papones decepcionados y pasos bajo la carpa por culpa de la inestabilidad meteorológica que se vivió ayer en León. La Hermandad de Santa Marta de la Sagrada Cena optó por ser prudente y no arriesgar el patrimonio y suspendió su primera procesión, la del Rosario de Pasión.
La hermandad, que dejaba a un lado la polémica interna que vive estos días, con fuertes críticas a la abadesa desde un sector de la misma por diferentes motivos, no pudo salir a la calle por la amenaza de lluvia que no aseguraba a los hermanos de la penitencial hostelera el poder finalizar la procesión.

A las ocho y media, los seis pequeños pasos de la procesión estaban en la calle, preparados para salir. Había dudas, nervios, no estaba claro qué iba a pasar. Finalmente, la abadesa, Camino Villanueva, anunció por megafonía a las 8:40 horas que se suspendía la procesión y que el rosario se rezaría dentro de la iglesia.
Era una procesión diferente y singular, en la que los hermanos de rojo y blanco procesionan cada año cinco pasos llegados desde distintos lugares de la provincia. Como novedad este año, se incorporaba al cortejo el Cristo de Celada, de la iglesia de San Roque de La Robla, del siglo XVII, que no pudo estrenarse en la calle.
Así, la Hermandad de Santa Marta se quedó sin recorrer los enclaves donde suelen rezar el rosario–San Isidoro,Santa Marina, Catedral y capilla de la Victoria– para hacerlo en San Marcelo, mientras las braceras de la Piedad mecían el único paso que formó parte del acto, con los demás en la carpa y la mayoría de hermanos yéndose a casa.

Tampoco pudo estrenarse con Santa Marta la Banda de Música Reino de León, ni sonó la Bienaventuranza ni El Carmen. Sí pudo desquitarse con unas marchas en el interiror de la iglesia la Banda de la Soledad, la que habría acompañado a la Piedad en la procesión, que otorgó al rezo un emotivo diálogo musical.