‘Tío Elías’ es como llamaban todos los vecinos de Prioro a Elías Rodríguez, que dedicó los últimos años de su vida a poner carteles que él mismo hacía con los nombres de fuentes, montes y árboles
Es el mejor ejemplo de lo que esta semana se celebra, el día de la Mujer Rural. Trabajadora infatigable, madre de 17 hijos, siempre con la puerta abierta para todo el mundo
Era el mayor de 10 hermanos de Villamartín de Don Sancho, lo que le obligó a marchar a buscarse la vida, primero en Asturias y finalmente en el País Vasco, donde falleció con 110 años
Chavín, que se llamaba José, es uno de esos personajes que un día aparecen en un pueblo y se saben ganar su aprecio desde su condición de entrañables desprotegidos
Si tú dices Pencho cualquiera que viviera en los años 70 u 80 del pasado siglo te añadirá "el de La Estrella de Mansilla", y es que en época de discotecas famosas hubo una en la que más famoso era aún el dueño
Gonzalo, Gonzalín... el mozo del cruce de Horcadas, el amigo de todo el mundo, la sonrisa eterna y bondadosa, aquel bailarín en todas las romerías... inolvidable
Gerardo García Arias tiene un curioso récord, el del que más raciones de sopas de ajo repartió pues durante más de 50 años fue el encargado de hacerlas en las fiestas de León
Joselillo, leonés de Nocedo de Curueño, emigró a Méjico donde se convirtió en la gran esperanza del toreo, conocido por ‘el nuevo Manolete’ y cuentan las crónicas que acudieron a su entierro 200.000 personas
Kaniska era el nombre artístico de un mago que recorría los pueblos de la montaña leonesa actuando en los bares con números de gran calidad y, sobre todo, mucha gracia
Juan Antonio Suárez fue, seguramente, la primera leyenda de la lucha leonesa, trágicamente incrementada por su muerte en la guerra civil. Excelente luchador y buen paisano cuyo recuerdo no se borra en su tierra
El Topo de La Mata de Curueño es el nombre con el que se conocía a Eufemiano Díez, un hombre que pasó diez años enterrado vivo después de la guerra, en un nicho que construyó con su padre
Álvaro Escobar, el de Matallana, es uno de esos personajes imposible de olvidar pues el anecdotario de su vida es eterno y tan irrepetible como esa figura de Quijote en zapatillas y con bigotón
El sabio de Ardón, y su maestro, le llamaban sus discípulos José María Merino, Juan Pedro Aparicio y Luis Mateo Diez, que no le dan por muerto aunque debería cumplir los 120 años