los inolvidables

Mateo Balbuena, el irreductible de Villamartín

Era el mayor de 10 hermanos de Villamartín de Don Sancho, lo que le obligó a marchar a buscarse la vida, primero en Asturias y finalmente en el País Vasco, donde falleció con 110 años

Mateo Balbuena, de Villamartín de Don Sancho.

La estrella de La Estrella de Mansilla

Si tú dices Pencho cualquiera que viviera en los años 70 u 80 del pasado siglo te añadirá "el de La Estrella de Mansilla", y es que en época de discotecas famosas hubo una en la que más famoso era aún el dueño

Pencho en su época dorada al frente de la discoteca más recordada de la provincia, La Estrella de Mansilla.

"Su hermano arrancó astillas al féretro de dolor"

Joselillo, leonés de Nocedo de Curueño, emigró a Méjico donde se convirtió en la gran esperanza del toreo, conocido por ‘el nuevo Manolete’ y cuentan las crónicas que acudieron a su entierro 200.000 personas

Joselillo en el hospital, cuando se creía que la evolución era milagrosa como se intuye en su gesto, pero después hubo complicaciones y falleció en 1947.

‘El Sastrín’ de Rucayo

Juan Antonio Suárez fue, seguramente, la primera leyenda de la lucha leonesa, trágicamente incrementada por su muerte en la guerra civil. Excelente luchador y buen paisano cuyo recuerdo no se borra en su tierra

‘El Sastrín de Rucayo’ en la semifinal del Campeonato Provincial frente a Alfredo, de Las Salas (camiseta de rayas) esperando una decisión de la mesa. | L.N.C.

Eufemiano, "el topo"

El Topo de La Mata de Curueño es el nombre con el que se conocía a Eufemiano Díez, un hombre que pasó diez años enterrado vivo después de la guerra, en un nicho que construyó con su padre

‘Femiano’, ya muy deteriorado físicamente seguramente a causa de la humedad, en silla de ruedas, en 1982. | ARCHIVO DE LA FAMILIA

¿Aún vive el gran patriarca, Sabino Ordás?

El sabio de Ardón, y su maestro, le llamaban sus discípulos José María Merino, Juan Pedro Aparicio y Luis Mateo Diez, que no le dan por muerto aunque debería cumplir los 120 años

Ordás en una de sus escasísimas apariciones con dos de sus ilustres alumnos, Aparicio y Luis Mateo. | M. MARCOS
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